Es no perder la voluntad que dentro de ella se encuentra la fe. Es para que los más chiquitos siempre piensen que nunca están sólos y que hay amiguitos en todas partes.
Kuqui y Kendari eran dos buenos hermanos ositos.
Kendari era el mayor, ambos vivían en una hermosa "casa cueva".
Un día, Kuqui (la osita) salió a caminar por el bosque apreciando la tarde tan bella; pero sin darse cuenta se alejó demasiado.
Como sus patitas no daban más se reclinó en un viejo árbol y se quedó dormida.
La pequeña osita cuando se despertó vio que había oscurecido y no sabía volver, empezó, a temer pero el viejo árbol movió sus ramas queriéndola proteger. Claro ella no entendió! y saltó del lugar. Él le dijo:
-No temas no te haré daño alguno, pero te indicaré el camino de regreso.
La pequeña osita no podía creer que hablara pero el viejo árbol le explico que no lo hacía, pero al haberse dormido sobre ella sintió su noble corazón y decidió ayudarla.
Kuqui abrazándolo esperó hasta que amaneciera. Kendari, su hermano, en la preocupación llamó a su amigo Karachi, el gorrión y él desde las alturas le dijo dónde se encontraba.
Así todos se reunieron Kuqui-Kendari-Karachi y el viejo árbol.
Fin.