Ya me desvestí frente a vos,
me lo pediste,
(me lo ordenaste).
Cuando era ese flaco que no aparece ahora si estoy ante el espejo.
Me mirabas sin sonreír, apretando los dientes,
me seguías de reojo.
Sacate todo, agregaste,
y tu cuerpo reptó en la cama,
(en tu cama matrimonial).
Vení,
me dijiste después.
El verano ardía en el asfalto (era el 76),
vi pasar tu auto cero,
(pensá, yo estaba en la parada del micro),
contaba monedas y quería entender que paso en Monte Chingolo.
Después le tiraba los tejos a la Tana en la cursada de Fisio,
(ahora puedo declararlo,
ella me introdujo en el ejercicio del sexo endemoniado).
Tenía los labios de la Cardinale,
no le costaba saber donde está el corazón,
pero nunca entendió los limites del mediastino.
Un día (en la escalera) me dijo, me vuelvo a Bahía,
Esto no me gusta nada.
(Sí, tenias razón, siempre ganan las pendejas)
Te olvidé solo amontonando otras desdichas,
agregándote a ese vicio de callarme,
y observar en silencio.
Ahora, con este abdomen y mi pereza a cuestas,
Solo puedo adivinarte.
Tras esa niebla en la mirada,
en el pelo,
y esa ropa, disimulándote.
(2007)
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