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Esta tarde será otro día más, quizás me siente al costado de un sillón a pensar en mi vida, o prenda un acechante humo debajo de mi imaginación, al costado de un mueble, solo reflexionar y dejar atrás este pasado. Han pasado ya mucho tiempo desde que ya deje de ser yo mismo, he sido alguien más quien vive atrás de la basura del mundo, esperando ser alimentado por algo que ya no me sacia más. Como por asi decirlo “un pedazo de cartón”, al frente de sabrosos y suculentos dulces que están al frente mío. Ya no puedo más con esta destrucción, ya es simplemente una nube de estrellas negras que me cubren y dejan solo un punto blanco en el medio. Es una nostalgia de querer algo más, de siempre estar en constante sed, de querer algo y simplemente no poder alcanzarlo. Eso es parte que me llevo a escribir esta Epístola, al infortunio, al desamparado, al que lo tuvo todo y apostando por sus placeres y por sus deseos, lo perdió todo. Quizás lo que me llevo a escribir esta carta, fue el mensaje que recibí. Hace días que tu mensaje llego a mi puerta, diciéndome y preguntándome por mi vida en particular. Llego inesperadamente a mi buzón de la casa, y desesperadamente mi alma por dentro comenzó a quemarse. El tiempo, desde hace tres meses, ya ha pasado, mi tren ya partió, ya no estoy más aquí contigo, para ti soy un ser que ya desapareció, que ya no existe. Ya me dejaste, ya no estoy más aquí contigo, vivo en sombras, solo, pero aun asi siento que mi felicidad todavía la puedo alcanzar, y tu mensaje solo hizo que me derritiera más, que mi alma se partiera de lo frágil que quedo después de varios golpes tuyos. Ya no… Fue… Yo jamás existí, ya partí hacia otro horizonte, y ojala tu lo realices, que vueles por tu lado, porque mi camino ya esta hecho, y ojala el tuyo también, porque mujer, yo estoy muerto, y mi alma en pena nada de ti quiere saber. No necesito más de tus recuerdos, de tus historias, de una leyenda de aquella persona con la que estuve quizás, y después toda la drama se quema en pequeños retazos donde tu voz sopla las cenizas, y vuelan a través de la nada. Si, exacto mujer, cenizas sobre el papel, ya no están mas aquí, volaron cuando ya las soplaste de todo lo que quemaste. Pero, ya nada más podemos hacer, esta historia no la podemos reconstruir nosotros, ya lo hecho, hecho está; y lentamente se quemó. Ya esta tarde ha sido dura, fuerte, y bien cruda para mí, pero aun asi veo como hago mis ilusiones añicos, mientras rió de placer al frente de la hoguera.
Fácil es decir, el dolor se olvida, quiero saber como estas, yo puedo decir: “Estoy bien!” pero la verdad es que ni bien para decirlo me siento. Ya no, jamás me sentiré como lo era antes, porque mi barco esta a la deriva, y no puede moverse de la tempestad. Solo queda buscar tierra firme, antes de zarpar otra vez. Solo queda una cosa, la salvación, mi felicidad… El anhelo infinito de querer ser una persona quien pueda tomar el agua en medio del deseo… Pero eso nada más sucederá en mucho tiempo, cuesta pararse después de todas las caídas que he cometido durante todo este tiempo…
Solo ahora me encuentro riendo de placer, al ver como se quema la pagina que mas odie de este capitulo, y tu sabes bien lo que estoy expresando. Es algo más relajante, y puedo ya vivir en calma. Ahora si puedo decir, reíste primero, pero yo estoy riendo mejor, y seguro que de más placer que tu sonrisa, no solo porque te diste el lujo de dejarme atrás, sino porque ahora me doy el lujo de ser libre, y poder cantar a una musa, sin cerrar mi boca, a conciencia callada, como me ocurría. Ahora si puedo decir, rió de placer, y me encanta decirlo, porque no hay nadie mas quien me produzca tanto remordimiento, que este humo que lentamente se quema… Gracias por nada…
Juan Cancio.
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