A pesar de la negra noche, del dolor profundo
y de la herida... a pesar de los daños y colapsos
que dejaron la bruma y el huracán, hoy amanece
tímido, fresco, como pidiendo permiso
por interrumpir la tragedia.
Estamos tan acostumbrados a sufrir, a pensar
que todo debe ir mal para que sea normal,
que cualquier chispazo de felicidad nos parece
un milagro. Está bien, porque así lo apreciamos,
pero está mal porque las cosas "pueden"
y "deben" ir bien...
Si abriéramos más los ojos descubriríamos belleza
por todos lados, milagros en una gota de agua,
en una florecita amarilla de 5 milímetros,
en el canto de un ave... aún si ésta es negrita
y carraspea en vez de cantar, porque ella
te observa y viene a tu barda a cantarte.
¡Si! a ti... ¿o pensabas que es casualidad
que se pare en frente tuyo?
A pesar de que existan los males terrenales,
hoy amanece de nuevo, y los rayos del sol
besan mi piel para hacerme sentir viva,
y hasta queman un poco en este paraíso
donde vivo.
Amanezco junto a mi amor, mi compañero
de la vida, mi caballero, mi último samurai,
que me despierta con su voz grave, varonil
y deliciosa... me alegra el alma.
A pesar de mis errores y de mis faltas
¡el amor está en mi casa! y mis plantitas
florecieron con un lindo tono naranja frente
a mis ojos, y el árbol de los pájaros se cae
de nidos y graznidos y se oye música,
...y se van las telarañas...
Puedo moverme, estoy completa,
es una nueva oportunidad.
Necesito fuerza, necesito magia,
necesito luz, pero las voy a encontrar,
donde quiera que sea,
las voy a inventar si es necesario, y las voy a usar,
las voy a compartir, las voy a multiplicar,
porque ya tengo el amor, que es el motor...
Hoy mientras me muevo por el mundo,
vuelvo a descubrir una magia
que siempre he tenido: a pesar de ser quien soy,
los niños ven en mí a los ángeles:
me miran profundo, se pierden en mis pupilas.
Ellos ven a mis ángeles y eso me da fuerza.
La luz la obtendré de sus ojos llenos
de amor.
Abriré mis ojos, y abriré también mis alas de hada,
que aunque débiles y arrugadas se extenderán
y aunque duela, el sol las quemará para llenarlas
de luminosidad y los cometas dejarán allí
sus polvos... bailaré, cantaré, respiraré hondo
y me perdonaré. Danzaré, ayudaré y compartiré.
Me quitaré mi ropa manchada de lágrimas
y de sangre y la cambiaré por un traje de estrellas,
y lo aprovecharé...
Hoy el sol entró por mi ventana y besó mi piel...
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