Sentado, sé que estoy sentado. Algo helado en mi mano… un vaso… un whisky. Siento un humo resbalarse por entre los relieves de mi cara… el olor de un cigarro quemándose entre mis dedos.
Hay algo sobre mi rodilla, puedo sentir un ligero peso sobre la rodilla izquierda… es mi tobillo derecho. Calor… siento una calidez clara y difusa…
Aún no logro ver algo definido… sólo manchas claras y oscuras revolcándose entre colores opacos… Nitidez… gloriosa nitidez… comienzo a distinguir formas… una mancha oscura frente a mí toma forma… hay alguien ahí… hay alguien ahí, frente a mí...
Veo… por fin veo…
Un hombre sentado en un asiento, como yo… un hombre vestido igual que yo… un hombre sentado igual que yo… carajo, soy yo... Pero si es un espejo…
Espera… viste como yo, se sienta como yo, está donde yo estoy, gesticula como yo lo hago… pero no soy yo… es diferente…
Espera… no soy yo… Me saluda levantando su copa de vino.
“Brindo por ti mi amigo… brindo por nosotros… Salud”. Toma un sorbo de su copa.
Siento el sabor del whisky en la boca…
Despierto… Gotas de vino en las sábanas y un vaso con un concho de whisky diluido por el hielo derretido en mi velador…



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