Sueña, Universidad
La universidad potencia el romanticismo,
el idealismo compartido
entre revolucionarios de la vida,
mirando el mundo menguado por la injusticia,
luchando con el estandarte de una esperanza
que no toma cuerpo ni lugar,
que se funde,
que posee,
que me atrapa.
¿Y cómo no querer seguirlos a la lid?
Palabras que están llenas de metáforas,
para transformar el paisaje en acuarela,
para darle sentido nuevo al amor
que inunda de hojas crujientes
del templo del conocimiento, de la filosofía,
el templo del alma,
mi templo.
Una juventud llena de fuerza,
que cobra vida entre las paredes otoñales,
que converge a un sentimiento de cambio,
mientras el viento avisa,
avisa esta avalancha histórica,
que queda en las manos del universitario,
el que se toma un café y fuma un cigarrillo,
lee, discute, se ríe, llora,
mientras esboza la ecuación de revolución,
estudia la sinapsis de la nueva era,
conversa junto a Víctor Hugo sobre el nuevo orden,
desayuna con Platón.
El sueño, la estrella, el cielo mismo,
están en sus manos fuertes,
suaves aún por esos veinte y pico años,
que no conocen la crueldad,
y que el mundo se encargará de aplastar,
pues dentro de unos años,
ya nadie tomará cafés junto a Platón.
Disfruta niño la libertad y el sueño,
cree en que es posible el viento de la paz,
vive, estudia, lee, ríe, llora
que tu música de novedad se escuche alta,
antes que el tiempo te extermine,
antes que el mundo idiotizado,
muestre sus garras,
al defenderse de su extinción,
esa que tú propagas,
y que no dejará se logre.
La inercia es un enemigo poderoso,
y tú, compañero poeta, no serás quien la destruya.
Es hermoso el idealismo,
pero no durará
que el pueblo a los soñadores
los aplasta sin compasión.
"El que no es idealista en la Universidad, no tiene corazón". Una frase de mi padre que caló profundo en mis pensamientos.
Inspirado en una canción de Fernando ubiergo: "Un café para Platón". |