la tenía frente a mis ojos, era hermosa, de ojos perlas, cabellos amigables como su blanca sonrisa. le pregunté qué era lo que deseaba. me dijo que le gustaba mucho las galletas que fabricábamos. gracias, ¿desea alguno en especial?. me dijo que gustaba las galletas de soya, que eran las mejores y que a su esposo e hijos, lo terminaban antes de que los pusiera en la mesa. ¡enseguida le alcanzo una docena!, le dije. cogí una bolsa y me puse a empaquetarle las galletas que en ese momento salían del horno de mi panadería. ya en su bolsa, los puse en una caja blanca, como si fuera un regalo. se lo entregué. me preguntó el precio. se lo di junto a una boleta de venta. lo miró y sacó una cartera muy linda, de cuero marrón con bordes dorados. me entregó un billete, se lo recibí y le di su vuelto. gracias, me dijo. pensé que ya se iría cuando me preguntó si podía visitar el interior de la panadería. no supe qué responder, pues siempre he sido muy celoso con mi negocio, pero su sonrisa era irresistible. asentí. entramos y nos pusimos unos sobretodos blancos y una boina para no ensuciarnos de los sacos de harina y del paso de los empleados, y del horno, y del empacado en el interior. le mostré con orgullo todo, y cuando llegamos al almacén, ella me pidió un vaso con agua. se lo alcancé. de pronto, vi que se sacaba el sobretodo y la blusa se le abría como una cortina de marionetas. me sentí extraño, pues un seno salió como un niño curioso. su pezón parecía una flor marrón, latiendo suavemente, mientras todo su seno se mantenía firme como una cima. me le acerqué y ella me sonrió. le quité la blusa y pude ver su torso desnudo. la abracé e hicimos el amor, suavemente, y sin que el personal se diera cuenta de este mágico momento. luego, cuando terminamos, ella se puso su blusa, el sobretodo y salimos hacia afuera del taller. ¿te llevo hacia algún lado?, me preguntó. le dije que bueno, que ya estaba por salir. salimos y entramos en su lindo y coqueto auto. viajamos y mientras mirábamos los alrededores, y escuchábamos música, conversábamos de todo. le pregunté el nombre de su esposo. y allí me quedé frío. era el nombre de un amigo de la universidad. ¿estás segura que es tu esposo?, pregunté. sí, por supuesto... mira, justamente el está por pasarnos en su auto. le vi, y él nos saludó, y sí, era mi amigo de la universidad. lo extraño de todo esto era que mi amigo hacía mas de diez años que había fallecido en un accidente de auto, era corredor de autos e ingeniero mecánico. no dije una palabra. el auto de mi amigo se detuvo al lado nuestro y ambos, ella y yo, bajamos para saludarlo. fue extraño, pues la hermosa mujer se despidió de mí pero no le dijo nada a su esposo, luego, entró en su auto y se fue, dejándome con mi amigo que hacía mas de diez años que estaba muerto. ya frente a él, hablamos. le pregunté cómo estaba de salud. me dijo que fantástico, que nunca se había sentido mejor. hablamos de sus hijos, de la universidad, de nuestros amigos. me inquirió el por qué yo había dejado de estudiar. callé, no quise decirle nada al respecto pues no lo tenía claro, fue una especial decisión, y luego, de una manera tranquila, le pregunté cómo era que estaba vivo. me miró a los ojos y calló un momento, mientras seguíamos andando por los alrededores... yo no sabía qué hacer, si seguir frente a un fantasma, una ilusión, un sueño... mira, me dijo, estoy muerto hace exactamente diez años con ocho horas, diez minutos y treinta y siete segundos, pero, esto de morir es extraño, pues es como si pasaras de un lado de las cosas a otro lado, como dar la vuelta a una esquina, y siempre vivo, hasta que sucede que deseas conversar con alguien en quien pensabas pocos momentos antes de morir. ¿pensabas en mí?, pregunté. me miró y dijo que mas que en mí, pensaba en mi vida, en lo que había hecho con ella, es decir, el haberlo dejado todo por buscar el sentido de la vida... eso, siempre le pareció especial y único. pocas personas he conocido que lo hacen en sus vidas, y tu eres uno de los pocos; ¿por qué decidiste dejarlo todo, tu familia, tus estudios, por buscar el sentido de la vida?, preguntó. le dije que era joven y pensaba que la vida con muchas obligaciones era muy pesada, como una cruz, por ello, siempre pensé en vivir en simpleza. escuché a alguien hablar de la vida verdadera y dejé todo por ese camino... ¿y, has llegado?, volvió a preguntar. le dije que sí y que no, al mismo tiempo... uno cuando vive no se da cuenta de la importancia que existe cuando pasa la vida misma a través de uno, pero cuando entiende que ese entendimiento es muy importante y sabroso, todo empieza a tener sentido, todo, todo tiene un sentido, hasta este momento en que hablo con un muerto... mi amigo me miró, sonrió como antes y me dijo que era bello recordar la vida, muy bello, y que esperaba tener otra nueva oportunidad. lo miré a los ojos y sin decirle nada, sentí que la tendría muy pronto... volví mi mirada hacia el atardecer y pude ver el crepúsculo, era hermoso, suave como si el universo estuviera naciendo otra vez... me volví a mirar a mi amigo muerto, pero vi que lentamente empezaba a desvanecerse. sonreí y dentro de mí, le dije adiós... me paré y mientras me encaminaba hacia mi casa, pude ver nuevamente a la hermosa señora con quien había hecho el amor en mi taller de la panadería. la llamé, pero esta no me reconoció... se detuvo en su auto, justo frente a mí, y preguntó: ¿lo conozco?. le dije que no, que era un error... y mientras se lo decía pude ver cómo su blusa se abría, dejando ver un hermoso seno con su pezón como flor de carne mirando el sol del atardecer. ella sonrió y se fue, así como la luz de aquel bello día...



san isidro, mayo de 2007