Se fue silenciosa como habìa llegado.
Su ropa desaliñada, su cabello sin color se me antojaba suave, a pesar de su aspecto.
Sus ojos opacos, aunque una làgrima caìa por su mejilla.
La primera vez que la vì fue hace algunos años, estaba sentada en un banco en la estaciòn. Cuando pasè por su lado, me pidiò fuego y aprovechè para encender tambièn un cigarrillo.
Le invitè uno de los mìos. Ella tenìa uno que seguramente lo habrìa guardado por dìas, porque estaba casi vacìo y blando.
Me sentè a su lado, de reojo la mirè y no pude ocultar mi sorpresa, era bella a pesar de su estado.
No tendrìa màs de cuarenta años.Ante mi sorpresa al mirarla, me preguntò: me miras... tambièn piensas què linda mujer?
Le respondì:sì y que me causaba algo dentro el verla ahì sola,temblorosa,desaliñada,triste.
Quizà inspirè confianza porque comenzò sola a hablar,sin que yo preguntara nada.
Me llamo Sofìa,tengo cuarenta y tres años, asì como me ves (se disculpò porque me estaba tuteando) y continuò con su historia.
Sabes cuànto hace que estoy en este lugar, a la misma hora y mirando pasar el tren de las 10.40 ?, el de las 11 ? y el ùltimo a las 12.05 ?
La dejè hacer su pausa y continuar. Muchos años, tantos que los he olvidado. Alguna vez quizà dejè de venir, por alguna causa màs fuerte que mis deseos,pero llevo... no recuerdo cuàntos. No interesa ya!
Hizo nuevamente una pausa, sus ojos se humedecieron, creì que llorarìa... |