FUTURO
Voy a explicarles lo que me sucedió y que cambió mi vida para siempre.
Iba tranquilamente en mi automóvil dirigiéndome al trabajo cuando noté una presencia detrás de mí, alguien o algo estaba conmigo ese día. Al principio pensé que eran imaginaciones mías pero luego mi opinión era otra. Había mirado muchas veces por el retrovisor y siempre con el mismo resultado: nada. Cansado de la situación me decidí a hablar:
- ¿Viaja alguien conmigo? ¿Quién es? ¿Entiende lo que le digo?
- No sé si debo decir quién soy.
- ¿Cómo que no debe decir quién es? Claro que me lo va a decir, sino paro ahora mismo el coche y…
- Está bien, soy su futuro.
- ¿Quéeeeee? ¿Se ha vuelto loco además de ser invisible?
- Ve como no debía presentarme. Lo normal es que la gente no se de cuenta que estamos entre ellos, al menos eso es lo que nos enseñan cuando cursamos estudios.
- ¡Vaya! Encima me ha tocado un futuro novato.
- Mire, seré novato, pero he sacado en todo notas muy altas.
- ¿Sabe? No me interesan sus notas. Lo que me gustaría saber es lo que está haciendo exactamente en mi automóvil.
- En principio sólo observaba.
- ¿Se puede saber que es lo que observaba?
- Quería saber cómo era un día normal en su vida.
- ¿Y para qué?
- Para no perdérmelo. No tendré muchas ocasiones de verlo. Me han dado un trabajo corto.
- ¿Me está intentando decir algo? ¿Sabe algo que yo no sé?
- No sé lo que usted sabe, yo sólo sé su futuro.
- ¿Viviré mucho?
- No estoy autorizado a decir nada, aunque por ser mi primer caso y viendo lo que le espera, haré una excepción.
- Ya estamos llegando al parking. Dígame lo que sepa.
- Usted lo ha querido. Le queda un año de vida.
- Es mentira. Se está divirtiendo a mi costa. ¿Verdad?
- Piense lo que quiera, pero sepa que le queda un año de vida.
- Oiga y…oiga ya no le siento, oiga…
Ese día trabajé sin parar de pensar. Dándole vueltas y más vueltas al asunto del coche. Al llegar a casa le expliqué a mi mujer lo sucedido y nos pasamos toda la noche hablando del tema. Al final decidimos que como ella también trabajaba, yo lo dejaría de hacer para poder disfrutar del año de vida que me quedaba.
Desde aquel día empecé a hacer lo que siempre había querido y nunca antes había tenido tiempo. Disfruté de la familia, de los amigos, del cine, de viajes, de conciertos, de amaneceres, de hacer el bien sin quedarme a esperar que me lo agradeciesen, de tantas y tantas cosas que sería muy largo de explicar.
Un día en el que estaba sentado en el sofá de casa pensando en todo lo que había hecho durante casi un año, me percaté de que, según aquella presencia, me quedaba sólo una semana de vida. Fue entonces cuando la noté de nuevo.
- ¿No me dirá que viene a buscarme?
- No. No soy la muerte. Soy su futuro, mejor dicho, era su futuro. Vengo a despedirme.
- ¿Qué quiere decirme con eso?
- Su futuro va a ser otro.
- ¿Cómo? ¿Ya no me voy a morir en una semana?
- No. En su futuro anterior, o sea yo, usted moría en pocos días, pero han cambiado las cosas.
- No lo entiendo.
- Es fácil, usted iba a morir de un ataque al corazón por exceso de trabajo, y al cambiar de vida, cambió su futuro.
- Entonces ¿Qué futuro me espera ahora?
- Creo haber visto que morirá de viejo a los ochenta y tantos.
- ¿Está seguro de eso?
- Debo irme.
- ¿Oiga? Espere, espere, no se vaya así, oiga, no lo siento. Oiga…
Al llegar mi mujer del trabajo y mientras comíamos una excelente cena que había preparado para la ocasión, le expliqué lo que había sentido. Acordamos que yo trabajaría de nuevo, pero esta vez en algo que no me ocupase tanto tiempo como mi trabajo anterior.
Paso algo de tiempo. Por circunstancias que no vienen al caso, iba conduciendo por una carretera secundaria cuando de golpe invadió un jabalí la calzada. Tuve que dar un golpe de volante, el suelo estaba mojado, perdí el control del vehículo y me encontré cayendo por un precipicio enorme. Mientras volaba hacia una muerte segura me iba diciendo que no era mi hora, que eso no es lo que me había dicho mi futuro anterior, que mi futuro era vivir hasta los ochenta y tantos.
El impacto no fue tan fuerte como me lo esperaba ya que más que impactar lo que hice fue aterrizar en la copas de unos árboles después de haberme deslizado por otras tantas. El caso es que el coche se había parado y yo seguía vivo. Abrí los ojos y miré hacia arriba. El precipicio era increíblemente grande. Seguidamente miré hacia abajo y pensé en la suerte que había tenido. El suelo estaba a unos pocos metros de distancia de mi muerte segura. La naturaleza casi me mata y la misma naturaleza es la que en el último instante me salva.
Antes de empezar a pensar en cómo salir de aquella situación sentí de nuevo una presencia que no me era conocida:
- ¿Puedo saber quien es usted? Ya sé que no es mi futuro anterior. ¿Es tal vez mi nuevo futuro?
- No. Soy su presente, y vengo a decirle que ha tenido mucha suerte.
- ¿A qué se refiere? ¿A que hoy debería haber muerto en este accidente?
- No. Me refiero a que usted tuvo la suerte de que su futuro anterior era nuevo y que se saltó las normas. Si usted no hubiese sentido su presencia y él no hubiese hablado, usted estaría muerto. Lo salvó el cambiar de vida.
- Y hoy ¿Quién me ha salvado, la madre naturaleza quizás?
- Si usted lo quiere llamar así… De no haber invadido el jabalí su calzada usted habría seguido recto, y en la próxima curva habría muerto en un accidente múltiple que ha tenido lugar a escasos metros de donde usted se encontraba.
- ¿Tiene algún consejo que darme? Ahora mismo estoy en fuera de juego. ¿Qué cree que debo hacer? Es como si hubiese vuelto a nacer.
- Yo sólo soy su presente. Su pasado ya lo sabe usted. Debe preocuparse de disfrutar de lo que tiene en cada momento pues no sabe lo que le puede pasar dentro de unas horas. Puede suponérselo, estar casi seguro, pero yo de usted no pondría la mano en el fuego. Usted junto conmigo debe construir un buen futuro sin descuidar el presente. Sin presente no hay futuro, y el futuro está sólo un paso por delante del presente. Usted, bueno nosotros, fabricamos nuestro propio futuro, aunque como en todo, siempre hay excepciones.
- Creo que tiene razón. Podríamos tutearnos ahora que nos queda mucho trabajo por hacer ¿Oiga? Que no le siento ¿Oiga?
Al encontrarme de nuevo solo encendí la radio y las noticias estaban anunciando un accidente múltiple en una carretera secundaria muy próxima a la copa de los árboles en las que yo me encontraba.
El asunto me dio qué pensar y mientras buscaba la manera de salir del coche sin que éste cayese de los árboles, me iba diciendo:
Hazte a ti mismo
Minuto a minuto
Hora a hora
Día a día.
Hazte a ti mismo.
Hazte a ti mismo ya.
No lo dejes para mañana.
Hoy es el mañana del ayer
Y no hay tiempo que perder.
Lo de menos es el color de tu piel
Lo de más es el tamaño de tu corazón.
Lo de menos es lo que oyes
Lo de más es lo que sientes.
Lo de menos es lo que has hecho
Lo de más es lo que harás.
Lo de menos es tu físico
Lo de más es tu interior.
Lo de menos es lo que eres
Lo de más es lo que serás.
Hazte a ti mismo
Minuto a minuto
Hora a hora
Día a día.
Hazte a ti mismo.
Hazte a ti mismo ya.
No lo dejes para mañana
Hoy es el mañana del ayer
Y no hay tiempo que perder.
Una vida por caminar, muchos pasos por dar. Elige bien el camino, la autopista, el atajo, el desierto, la hierba, el sendero pues serán tus huellas…
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Quiero dar las gracias por el pulido del texto a:
CLARALUZ
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