Sí, seguro que sí, no es más que una prision que me amarra, me asfixia, pero también me cautiva. No es que no la quiera, es solo que quisiera ser el dueño, que todo se manejara como yo quiero. Tener lo que quiero, a quien quiero y en el momento que quiero. Quizá sería la solución a este sentimiento de impotencia que llevo dentro. Sin embargo sigo estando solo, no me complace el hecho de tener todo el poder en mis manos. Qué valor tiene ser amado cuando lo estoy imponiendo, qué valor tiene ser amado por aquellos que no quiero si quien me interesa me hace sentir como el peor de los perros.
Daria todo lo que tengo por no sentirme así, daría todo lo que tengo por escapar de este sentimiento tan tóxico que me hace cada día esperar la noche infinita, aquella en la que me sumerja y no despierte más.
Llegando la noche sólo dejo que el cansancio llene mi cuerpo, no queriendo pensar, pero es inevitable hacerlo y son estos fantasmas los que me empujan a entrar en el más profundo de los sueños sin final, pero ahí estoy, sin darme cuenta me he quedado dormido y sin darme cuenta he vuelto a despetar. Es un giro más de esta rueda que es la vida, sólo espero que este no sea igual a los demás... pero para qué soñar, inevitablemente lo será.
...Y pensando me he llegado a preguntar si en realidad es el mundo en el que vivo mi prisión, o me he encerrado solo en lo infinito de mi mente ¿Acaso puedo escapar?... |