¿Tengo amigos?, ¿han pasado por mi camino?, no sé, a veces puedo reconocer a cada gota de lluvia como a mis amigos, a veces siento conocerlos como a mí mismo. Pero a veces me siento en un desierto, sediento y rodeado de estafadores que a pesar de mi condición tan deplorable no pueden ofrecerme una gota de agua, me siento abandonado en un mundo de sordos, en el cual puedo gritar y nadie me escucha, me siento tan traicionado y herido porque lo que creía que tenía realmente es menos que nada, cuando me doy cuenta de la cruel realidad en la que vivo, puedo ver que estoy en la nada, nada más que yo. Todo lo que alguna vez conocí se desvanece, se esfuma como agua en mis manos, y quedo yo, otra vez, tan crédulo como siempre, creyendo en que el humano en lo mas recóndito de su ser es bueno, que tengo o alguna vez tuve amigos, que los aprecié y me apreciaron, que pude contar con ellos en cualquier momento de la misma manera que ellos pueden con migo. ¿Pero, qué me pasa? Otra vez delirando.