No llueve en tus ojos,
No quema en tus labios,
No brilla en tu interior,
Ha dejado de existir
Murió ahogado
En alcohol y naftalina,
En cieno y carne de costilla
(aun punza en mi costado).
Mereciera pequeña estatuilla
De dolido barro,
En cambio, persiste
Rugoso, helado
Granito de lapida,
Olor a naranja podrida,
A llanta quemada,
Prensado entre restos
De corazones recién masticados,
(fétido olor crepita en mi costado)
Algunos aun se esfuerzan por llorar,
Otros desisten de cantar
Y solo uno
Piensa en amar,
El mío, que no puede
No quiere dejarte volar.
En el cuarto contiguo
Una tos añeja
Raspa las cuerdas del laúd,
En este quema mi carne,
Un sonido ahogado
A veces cansado
Y otras solo derrotado
Acompaña al laúd.
Es fácil notarlo
Esta en un rincón
Debajo de un mar
De licor anaranjado,
Es mi amor que llora.
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