Se abrió la puerta... El picaporte era sostenido por la más hermosa de las manos, la que tanto había deseado... Lentamente entraba ella, con su particular forma de vestir, de sentir, de oler, de ver el mundo...
Y era observada por él, a quien secretamente deseaba, a quien después de conocerla e ignorarla había anhelado con lujuria...
En la mente de ella, pasaba lo mismo, pues era un ser especial, único. Habían sembrado una amistad que abarcaba grandes niveles de confianza, de una supuesta felicidad... Pese a ello, ninguno se atrevía a confesar lo que sentían, sus fantasías, el estar amándose en los sitios más comunes y raros, en expresarse lo que los cuerpos sentían.
El tiempo pasó, hasta ese día, el día en que ella la puerta de su casa abrió... El día en que la atracción no pudo contenerse, que la pasión se desbordó, el día en que los cuerpos se abrazaron para convertirse en un profundo, largo y silencioso beso de amor.
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