"EL PISPAS” GENIO DE UNA LAMPARA MARAVILLOSA


Andaba ensimismado, pensativo, desanimado, cabizbajo, su mirada acariciaba cada piedra que se encontraba en el camino. No entendía el por qué de su racha de mala suerte pues hiciese lo que hiciese, lo meditase a conciencia o sin pensar, todo últimamente le salía mal.
Andaba dando patadas a las piedrecitas que encontraba por el camino, extrañamente eso le relajaba. De pronto una piedra, al alejarse de su pie gracias a un fuerte puntapié, chocó con algo que sonó diferente, metálico. Siguió con la vista el recorrido que supuestamente había tomado y se decidió a recorrerlo, encontrándose ante una lámpara muy antigua. Se agachó y una vez la tuvo en sus manos, se le escapó una sonrisa mientras pensaba “Con la racha de mala suerte que me acompaña, seguro que si esto es una lámpara maravillosa de esas que existen sólo en los cuentos, el genio estará de vacaciones o se habrá jubilado”
La frotó pensando que tal vez era hora de cambiar su suerte. Cuál fue su sorpresa cuando al hacerlo salió un genio y antes de que éste dijese nada, el hombre empezó a hablar.

- Ahora viene cuando tú me dices que eres un genio y que me concedes tres deseos...Debo estar durmiendo, y no sólo eso, también debo estar soñando.
- Me presento: Soy Eugenio Deseo Seguro. Más conocido por “El Pispas” de la familia de los Deseo de toda la vida. Y hecha la presentación decirle a mi amo que no está durmiendo, y en cuanto a lo de los deseos, está equivocado pues sólo le corresponde uno y no tres como ha dicho.
- Ya veo, aún no he salido de mi racha. Ni en sueños tengo suerte.
- Repito, mi amo no está durmiendo –dijo- mientras pensaba: Tanto esperar salir de la lámpara para encontrarse con un amo así. Espero que no me contagie la mala suerte que dice tener - Mi amo me puede formular un deseo.
- ¿Y por qué un sólo deseo? - Amo, la vida está muy mal ¿No cree que es mejor repartirlos entre todos los necesitados?
- Sí, quizás tengas razón, mirándolo así...
- Amo tiene que darse prisa, me esperan en otros lugares.
- No me digas que tienes un móvil en tú lámpara...Ya, ya sé, es un busca...
- Déjese de tonterías, es una forma de hablar ¿Quiere su deseo o no?
- Verá, siempre me ha gustado saber lo que se siente al estar muerto.
- Deseo concedido –dijo el genio mientras pensaba- Los hay que son raros. Para mí que algunos se buscan su propia mala suerte. Bueno, al menos así se le terminará la mala racha. El Pispas se quedó pensativo durante unos segundos y se dijo para sí mismo: “Será melón el tío pues no va y me hace pensar en la vida y en la muerte. Con lo tranquilo que estará ahora el hombre. Manos a la obra, que a éste tío no hay quien lo despierte, esta muerto ¿Sé le puede llamar a eso suicidio? Que más me da, sólo era un amo más. Soy un “genio” ahora dispongo de dos deseos para mí antes de volver a mi estrecha casa de luz.”
Pensó en que él era viento que esculpía su nombre en las rocas y piedras que encontraba en el camino.
Acto seguido salió volando, hacía piruetas en el aire, soplaba y giraba, esculpiendo su nombre y borrándolo. Y así se pasó horas y horas, horas y más horas, disfrutando del volar y de los paisajes. Hasta que se empezó a sentir cansado de tanto volar. Algo en el suelo distrajo su atención y al mirar más detenidamente pudo ver a su antiguo amo estirado en el suelo y muerto. Eso fue en el justo momento de chocar con un gran árbol y aterrizar en el suelo. De milagro no se mató, pero quedó muy maltrecho y magullado. Todo le hacía daño e incluso creía haberse roto varios huesos. Pensó entonces: Maldito ex amo que hasta muerto da mala suerte. Ahora tendré que gastar mi otro deseo en ponerme bien. No es justo, con la de tiempo que he estado pensando que podría hacer con mis dos nuevos deseos. Ahora uno no lo podré llevar a cabo. Quién sabe cuántos años voy a tener que esperar para poder hacerlo. De todas formas esta vez pondré la lámpara más visible. La voy a poner en el medio del camino, así me encontrarán antes y espero que sea alguien con más suerte que este último amo. Dicho eso formuló su segundo deseo y más tarde se acomodó dentro de la lámpara pensando cuándo podría gastar sus dos próximos deseos.
No hay mal que por bien no caiga.

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Quiero dar las gracias por el pulido del texto a:
CLARALUZ