Perdido en el lugar mas
Oscuro de la conciencia,
Errante y opacado;
Enciendo un cigarrillo,
Mis pecados se disipan entre
Los confusos y alocados seres
Creados en el extremo mas lejano a mi lucidez.
Y mas allá, en la penumbra,
entre la niebla de los recuerdos
tu cuerpo danza al son de la distancia.
Pero los muros de dios se levantan
frente a mi poesía
y los ángeles disparan ignominiosos
oscuras flechas en mi contra
y una de ellas logra atravesar mi pecho.
Mi sangre se derrama
entre las piedras, pero las flechas
continúan su trayectoria y una tras otra
se encajan frías en mi cuerpo que aun
se mantiene de pie.
Y como un ultimo acto de honor
Me abalanzo contra el celestial ejercito.
Pero ya no hay muros, ni flechas, ni ángeles;
Solo queda tu cuerpo danzante al son de la distancia
A través de la bruma y los recuerdos.
Texto agregado el 09-05-2007, y leído por 101
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