Las calles no son las mismas, son mis nuevas miradas,
El otro día doblé en tu esquina y tu casa no estaba, ni el almacén del gallego, el que siempre nos encontraba comprando las galletitas, en esas tardes frías que solo el sur sabe dar.
Igual te digo la verdad, no estaba buscando tu casa, doble a la esquina porque quería encontrar mi jardín, él que me empalagaba cuando despertaba, el que hacia que mi hamaca volara entre planetas de colores, el que nunca encontré en ningún libro.
No había jardín, no había casa, el gris me durmió los colores,
El almacén tenía balcones, y el frío tenía olor a norte.
Mi esquina era boulevard, mis pies más grandes.
Volví por donde venia, por lo menos me dejaron las baldosas para ir contando.
Me robe unos recuerdos que había en un árbol, de los que no se dejan ganar por el tiempo, abrace a los que iba encontrando dibujados en las imágenes comunes, y paré al colectivo azul, el mismo colectivo que me había traído por error a estas calles que nunca conocí.
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