Me gusta acorralarte con mis párrafos,
Encerrarte en silabas, observarte con él lápiz;
Mientras vos insistís en faltarme la ortografía,
Mi prosa te quiere asfixiar, y mis frases ahorcar tu fe,
Te escribo como puedo, como siempre,
Nunca sale la poesía, ni siquiera asoma,
Se me escapan las palabras, las consonantes están de huelga,
Y vos te llevaste mis últimas enciclopedias,
Las hojas piden tinta, te dibujan,
Sin formas, sin sentido, no hay imagen,
Mis dedos están aburridos, y exhiben su torpeza,
Están comiendo en un plato vacío sin hambre.
Me gusta entrenar palabras como flechas,
Sin puntería, sin la suerte que toque centro.
Mientras vos esquivas las hojas,
Y me cerras el libro, todos los libros,
Sin tus lapiceras; no es lo mismo.
Todas mis miradas.
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