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Señora Aborto

En la ciudad de México vivía Claudia, brillante estudiante del quinto semestre de medicina. Siempre fue el orgullo de la familia, su promedio era el mejor de su clase y parecía ser una persona tan cuerda como los demás. Aunque su familia nunca tuvo mucho dinero se esforzaban por pagarle los estudios, sabían que ella llegaría a ser una gran doctora. Un día durante una practica, se alejo un poco sofocada del grupo, tal vez era el aire acondicionado que parecía estar en ultimo nivel que le provocaba un terrible dolor de cabeza; camino hacia unos grandes estantes en donde se exhibían los productos , había muchos fetos de animales entre ellos uno de humano, ella había visto muchos más anteriormente pero ese era en especial aterrador, su piel amarilla resaltaba sin pudor las facciones aun enmalezcas de aquel despojo, llamándole atención sus ojos que se encontraban abiertos, cubiertos por algún tejido blanco que apenas dejaba ver un color oscuro debajo de el; en ese momento Claudia sintió tanto asco y repulsión que en un instante de cólera se abalanzo contra aquello, arrojándolo al piso y sacudiéndolo con sus manos lo destrozó.
Toda la clase se encontraba hacia ella, Claudia salio de prisa de aquel lugar sus amigos hacían preguntas de lo sucedido y ella realmente no lo sabia.
Varios días pasaron desde aquel incidente y aun no se lograba explicar que la había impulsado a cometer aquel acto. Llego temprano de la universidad después de un día agotado, se sentó en el sofá, encendió el televisor y comenzó a ver un documental en donde trataban el tema de los conejos, al pasar imágenes de su gestación ella comenzó a sentir el mismo dolor de cabeza, abrió la ventana, pero aun así sentía un asfixie; salio hacia la puerta y se dio cuenta que no se podía quitar de la cabeza las imágenes del televisor, no podía mas con eso y camino por toda la calle miraba hacia el suelo, buscando algún animal, algún perro o algún gato, cualquiera que estuviera preñado. Regreso a casa un poco mas calmada, pues no había encontrado nada y en su interior eso la tranquilizaba.
Sabia que algo malo estaba pasando con ella, se había vuelto nerviosa, siempre parecía estar buscando algo, faltaba a muchas clases para evitar ver aquellos productos que la exaltaban, pero debía asistir algunos días a los módulos de salud y ya no podía darse el lujo de faltar.
Al llegar al modulo vio a una joven llorando, pero solo paso junto de ella sin mas comunicación que un buenos días; Claudia se sentó en una de las sillas para llegar su ficha de llegada. Mientras el llanto de la joven se volvía mas tenue, mas parecía molestarle, parecía que en vez de disminuir aumentaba para ella. No soporto mas y le ordeno que se callara, la joven comenzó a llorar con mas fuerza, pidiendo perdón Claudia le pregunta si puede hacer algo por ella, pero la joven responde que esta embarazada y nadie puede ayudarla. Una sonrisa apenas aparecía en el rostro de Claudia; le comenzó diciendo que era doctora y que podía practicarle un aborto gratis como un favor muy especial; la joven desconcertada y desesperada, al verla con la pinta de doctora, acepto la ayuda que le ofrecía.
La llevo a su casa que todas las mañanas se encontraba sola, preparo el baño y convenció a la joven para que se tomara unas pastillas que la harían dormir; Claudia introdujo un abatidor casero en la vagina de la joven, ella despertó casi inmediatamente, pero Claudia no detuvo su infernal y monstruoso legrado. Una hemorragia inundaba aquel baño, la joven ya sin vida se recargaba en la tina, mientras Claudia con sus manos destrozaba su vagina.
En medio de la sangre, parecía volver a la cordura, aterrorizándose de sus actos, sintiendo repulsión hacia ella misma. Corto el cadáver y espero hasta el anochecer para depositarlo en las alcantarillas traseras a su casa.
Dos meses después encontraron el cadáver, se comenzó una investigación pero no había nada que culpara a Claudia ni la más mínima sospecha. Sin embargo el miedo nunca la abandono, y la desesperación aumento, recogía animales preñados para hacerles legrados. No lo pudo evitar, la sangre de los productos la satisfacía, aun que… siempre la despertaba por la noche, siempre como una puñalada en la espalda, y voces que la llaman “Señora Aborto”.

Texto agregado el 04-03-2004, y leído por 394 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
14-06-2010 HOLA, SEÑORA ABORTO. NO SOLO LOS FETOS HAY QUE PARIR...TAMBIEN LAS IDEAS Y LOS PENSAMIENTOS. cervantes
19-07-2007 Sangiento, crudo y muy grotesco... Me gusto jajaja alguien_en_algun_lugar
07-09-2005 El fondo del relato es correcto, el manejo de la historia igual, pero creo q faltan algunos signos de puntuación, adecuar el ritmo para hacerlo más rico. Salu2 Isamar
04-03-2004 Que fuerte, pero me ha gustado yoria
04-03-2004 Bastante cargado, como un buen café que te despierta de golpe. Saludos. Tejedor
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