“Si fuera diez años mas joven que feliz,
los años son pues mi mordaza, oh mujer”
“quisiera haberte conocido años atrás…."
“Esta mujer propone que salte y me estrelle
contra un muro de piedras que alza en el cielo
y como combustible me llena de anhelo, de besos sin promesas y sentencias sin leyes”

Silvio Rodríguez



Se terminó el pasar de “Hello Kitty”!
Me permito vociferar aquello reprimido por la omnipresente racionalidad……
¡Pacatos, con actitudes de doble standard, al más puto estilo chilensis, pueden irse al carajo!

La introspección física describe el cuerpo femenino que cubre la esencia:
Sin maquillaje, cabellos sin alisar, velludos sectores, incorrectamente crecidos, sobresalen al colales –obviamente- no hace juego al corpiño con barba que sostiene las sinuosidades, sobrevivientes de la gravedad y la lactancia.
Al descender hacia el camino ineludible para los más exquisitos desenfrenos, un ombligo rodeado de tatuajes involuntarios recuerda la maternidad.

En tanto el masculino, terso, delgado, pétreo, sin descendencia ni estragos de amor, cultivadamente vestido.
Apariencias concientes frenan el final anticipado propio de la afinidad seductiva entre, simplemente, un hombre y una mujer, que los chillidos internos pretenden envalentonar.

Porque soslayar la atracción milenaria de los sexos opuestos con añosas diferencias- no a la pederastia, por supuesto- si diez años no son nada en la línea de tiempo de la vida.

Que motivo existirá para evadir el magnetismo de las miradas furtivas, de las caricias suaves sociales escondidas, que sólo ella y él advierten en el erógeno escalofrío sufrido.

Que ínfima consecuencia habría luego de la danza en búsqueda de aquellos contactos apetecidos, más aún con el convencimiento que éstos no alterarán el statu quo, de la decisión predeterminada de no mudar al desenlace.

Que sentido tiene continuar en la contención del desfogar: la conciencia?:
relaciones casuales, imperecederas, de muertes anunciadas, sin proyecciones, miradas externas.
La inconciencia?: quien está para no ser dichoso al menos un instante, para la experticia de la locura, la intrascendencia de un hoy y de un mañana.
Antilogías inexplicables a los deseos recíprocos de dos seres lógicos y sensatos.

Quien abordará el umbral...´
presumiblemente ninguno.
Tal vez sea ello lo que provoca la peor congoja.

Quien cuenta el final de esta historia?