Una niña de carne y hueso, observaba en el espejo sus facciones pero al verse desilusionada sólo pensaba en hacerse daño y pagar su fealdad…Sólo al hacerse daño podía olvidar su fealdad, sólo viéndose sufrir pensaba cicatrizada la herida…disminuida su fealdad…
Pero la herida nunca sanaba y de ella fluía tanta sangre que era casi imposible contenerla …
¿Acaso puedo cambiar?-pensaba la niña;pero ella misma se asustaba de lo que decía…y lo hacia de nuevo…sin pensar que sus heridas solo empeoraban su fealdad…
El dolor ya no le afectaba pero la herida aún estaba y cada vez más profunda…
Había sentido ella tanto dolor que ya no le importaba ahondar la herida; solo quería deshacerse de la culpa por su fealdad, que la atormentaba al verse al espejo…
Nada ocurrió con ella por mucho tiempo hasta que la herida llego al hueso y solo ahí ella se dio cuenta que de nada había servido pues aún era fea…y al mirarse en el espejo nada había cambiado, solo empeorado…
Entonces empezó a limpiar y tratar de curar su herida poco a poco …y aunque tal vez ésta nunca sanará del todo y quedará una cicatriz ahí para siempre,…y aunque ella nunca dejó de ser fea… al mirarse; nunca volvió a ver su fealdad…ella veía más allá de lo que reflejaba el espejo…….