Me tuve sobre la tarántula,
fina,
asqueada,
pretendiendo al oprobio sensual,
pegándome al útero del crimen,
punzante, anacrónica,
bebiendo del antídoto peligroso,
del semen equívoco.
Me asumí dentro del deseo,
zigzagueante,
lamiendo tu pretensión,
espantando tu delirio que es tan gris,
que es tan cruel
El mundo es mío,
y de la “chucha cretina”,
las polillas nos siguen,
-malditas niñas-
tenemos su mierda en cubitos,
y su geometría nos espanta
Las moscas no gimen en el centro
de nuestro pecho cuarteado,
ni en el agujero del culo de El Romance
nos quieren muertas…
en el cielo de cenizas,
en el cielo colgando de tus tetas
Y colgaré del glande del sol
para matarte lentamente,
porque tu morbo lo exige,
porque tu celo le teme a mi muerte
y la muerte me desea estirada de ocho patas
De todas las mentiras...
mi premio es tu octavo iris
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