El misterio,
lo llevo
en el nombre,
me llaman "tinto".
Y me pregunto
¿por qué?
por qué ser distinto.
He visto a Odiel
desde la otra orilla,
he querido besarle
en la confluencia,
alegrarme de sus tonos,
de sus peces amarillos,
contagiarme de su vida.
porque la mía,
es incipiente,
pequeña, desvalida.
me carcome el mineral
las entrañas, como un
habitante antiguo y remoto.
Mi voluntad, es la del
principio del tiempo
mis humedades están muertas.
¿Quién habitaría en mí
tan adentro hasta la muerte?
¿Quién haría de mi torrente un cuadro?
¿Van Gogh? ¿Goya? ¿Dalí?
¿Quién que de mi haga un verso?
¿Lorca? ¿Rimbaud? ¿Wihtman?
¿Y de mi tragedia?
¿Esquilo?
¿Y de mi historia más íntima?
¿Borges?¿Rulfo? ¿Unamuno?
Mi vida es ajena a todo
lo que concierne a este mundo,
mi razón de ser es un misterio,
la mina me alimenta y me consume.
Y sin embargo siento el deseo
correr por mis veneros
lánguidos, densos.
He visto a Odiel, desnudarse,
sus riachuelos de aguas dulces
llaman a mis ganas de besarle
en las vertientes subacuaticas
¡que ganas de amarle!
de hacer rodar sus peces amarillos
de levantar sus faldones
de azul profundo tan sereno,
de tomarle y entintarle
para luego morir
los dos en el Atlántico.
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