TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / Nahuel / Carta a mi Padre

[C:28774]

Hace mucho que quería decirte algunas cosas, hasta que encontré esta manera de hacerlo. Quiero escribirte las palabras que omití, las que nunca te dije, e incluso las que cambié por otras que no eran las que sentía.

Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que estuvimos juntos, y cuánto sucedió en ese tiempo. No puedo olvidarte, nunca lo hice, ni quiero hacerlo, no te imaginás cuán presente te tengo.

Sabés, a veces recuerdo cosas que hicimos, que cuando estábamos juntos ni recordábamos.
Me acuerdo de una tarde de invierno, que caminaba de tu mano, por una plaza, con el piso lleno de hojas que el otoño había desparramado por ahí.

¿Te acordás de esa tarde?, estábamos con Mamá. No recuerdo donde era ni que edad tenía, pero hace ya muchos años, debe hacer unos treinta o algo así. Quizás no lo recuerdes, deben haber habido otras veces que caminamos juntos por una plaza, pero vaya a saber por qué tengo tan presente aquella vez.

Recuerdo, lamentablemente, nuestras diferencias, a medida que fui creciendo y entrando en la adolescencia. Discutíamos y peleábamos mucho, más de lo necesario seguramente.
Pero no es eso lo que más recuerdo, hay tantas cosas!: nuestras charlas después de la cena,
tus consejos, tus chistes, tus anécdotas, tus enseñanzas.

Te habrás alegrado cuando por fin obtuve mi título universitario, que tanto me recomendaste logarlo. Te hice más caso en la vida de lo que te había prometido, hice muchas de las cosas que me sugeriste, incluso las que te había negado.

No creas que realmente estaba siempre en desacuerdo con tus propuestas, pero era adolescente, y me parecía que aceptar tus consejos era ceder a ser yo quien decidiera mi propio destino.

Sabés, ahora yo también soy padre. ¡Ahora me doy cuenta de tantas cosas!. Recuerdo cuando salía de noche y me esperabas despierto. Me molestaba mucho, me parecía que no confiabas en mí. Pero sé que voy a hacer exactamente lo mismo. No podré dormir, pero no voy a impedir que mi hijo salga a divertirse. Eso es lo que hacías conmigo.

Cuántas veces habrás soportado con dolor las cosas que te decía cuando me enojaba. Sin embargo siempre estabas ahí cuando te necesitaba. Cuántas veces te habré reprochado dedicarle tanto tiempo al trabajo, sin entender que lo hacías por mí. Fijate si lo habré entendido, que a mi hijo de sólo cuatro años ya desde ahora le voy explicando que : “Papá trabaja para que vos tengas un futuro mejor”.

¿Por qué no te habré dicho antes estas cosas?. ¡Cuántas angustias me hubiera evitado en estos años!. No, no voy a preguntarte por qué te fuiste, no voy a hacerte ese último reproche. La muerte te llevó aquella tarde de un lunes gris, y ni vos ni yo pudimos hacer nada para evitarlo. Más de una vez escuché decir que hay que estar preparado para soportar la muerte de un ser querido. ¿Y cómo es eso?. ¿En qué consiste esa preparación?. No, es imposible.

¿Te acordás cual fue el primer tango que compartimos? Sí, “Adiós, Nonino”, de Piazzolla. A vos te sorprendía porque yo tenía apenas unos diez años y me encantaba esa música. Lo que nunca imaginamos fue que muchos años después no podría volver a escuchar ese tango sin que se me cayera una lágrima por vos.

Pero no quiero empañar esta carta de tristeza, habiendo tantos lindos recuerdos.

Hace poco estuve en la costa, y cada vez que voy recuerdo nuestras “caminatas” por la playa. ¿te acordás?, ¡cuánto que caminábamos!, charlando váya a saber de qué cosas que ya no recuerdo. O cuando íbamos a la cancha a ver al Ciclón. Esa es una de los pocas situaciones en que un hijo ya crecido se abraza con su padre. Por eso recuerdo aquellas tardes con tanto cariño. A pesar de que el Gringo Scotta “colgara” cada tanto la pelota en la calle, por arriba de la tribuna del viejo gasómetro.

Y bueno Pá, ya no nos vemos, ni nos hablamos, pero no creas que no estamos juntos. Te tengo muy presente, y en las reuniones familiares siempre surge algún recuerdo del “Gordo”.

¿Te dije alguna vez, que te quería mucho?. Pero lo sabías, ¿no?. Yo creo que sí, por tu forma de tratarme creo que sí. Cuánto me reprocho no habértelo dicho. Al irte me dejaste esa espina clavada en mi pecho, pero no es tu culpa, es la mía.

Te dejo Pá, porque tengo que seguir mi camino, ese camino por el que me llevaste de la mano en los comienzos de mi vida. Pero no es una despedida para siempre, no sé si volveré a escribirte, pero sí sé que no voy a olvidarte nunca. Como sé también que estas palabras no bastan para calmar la angustia de no habértelas dicho en vida.

Pero ya está, ya no hay nada que podamos hacer. Te pido perdón aunque sea tarde.
Adiós, Nonino, adiós. Te quiero mucho.

Texto agregado el 03-03-2004, y leído por 2391 visitantes. (9 votos)


Lectores Opinan
08-01-2006 Muy sentida tu carta, espero que puedas escribirle aún más a tu padre. alcestes
08-02-2005 Bien, te felicito.Gilda peinpot
04-11-2004 Muy emotivo, bien escrito, saludos, migu
01-06-2004 DIOS, QUE EMOTIVAS PALABRAS, SEGURO ESE SEÑOR QUE LLAMAS "PA", ESTA SONRIENDOTE DESDE ALLA... andreacasandra
20-05-2004 Eres un hijo agradecido, consiente de los grandes sacrificios que nuestros padres hacen por nosotros, lastima que lo llegamos a entender cuando somos padres...un abrazo mae
Ver todos los comentarios...
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]