Solo oía los latidos de su propio corazón, y eso le ayudaba a no sentirse solo.
Reflexionó sobre la vida mientras aferraba la empuñadura de su espada, pensó en todos los años pasados, pensó en su familia destrozada, pensó en su gente, en sus amigos, mientras se dirigía cuesta abajo en dirección al enemigo reflexiono sobre la vida y la muerte, pensó en el mundo, en el honor, en el futuro que no conocería y en los hijos que no vería crecer, pensó en todo y en nada, mientras desenvainaba su espada pensó en ella.
A su espalda unos pocos supervivientes huían adentrandose por senderos de montaña, solo necesitaban algo de tiempo para ponerse totalmente fuera del alcance de los saqueadores, solo un momento y estarían a salvo. Sabia que no podía vencer, y no le importaba, desde hacia años ya estaba muerto, desde que ella fue asesinada no vivía mas que para vengarse, no hacia esto por los aldeanos pensó , solo quería derramar la sangre de aquellos que le arrebataron aquello que mas quería en el mundo, y con ella le arrebataron su alegría su libertad, cosas de las que se enorgullecía, por ello deseaba ver manar la sangre, y si encima podía salvar una cuantas vidas, mejor que mejor.
Salió del bosque, un poco mas alante el el enorme ejercito avanzaba, siguió andando hacia ellos, y enarbolando su espada profirió un salvaje grito y cargo contra la multitud.
Sangre, sangre por todas partes, sangre y enemigos hasta donde alcanzaba la vista, hacia rato que había perdido el suelo de vista bajo los cuerpos de los enemigos abatidos, sus heridas eran graves, estoy a punto de morir pensó, pero el guerrero siguió en pie, se acordó de su infancia, se acordó de su madre, se acordó de ella, se acordó de aquel amanecer y siguió en pie, y sus enemigos, con abatimiento, contemplaron como se erguia , con la espada refulgiendo bajo los rojizos rayos del atardecer, y sesgaba las vidas de sus compañeros sin compasion.
No quedaban enemigos que abatir, su venganza estaba cumplida, pero no era eso lo que le reconfortaba, miró a su alrededor y no vio mas que cadáveres, con una sonrisa en la boca el guerrero se desplomó, "están a salvo" pensó.
Lejos, en la noche, una azulada estrella brilló.
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