Un inmenso manto de niebla cubría las praderas, una rosada y húmeda neblina que poco a poco se retiraba hacia el oeste dejando a su paso, posadas en las plantas, perladas gotas de rocío. Campos verdes y dorados que cuadriculaban el paisaje. Los ganaderos sacaban los tractores, las aves alzaban el vuelo, y de hierba en hierba, los infinitos insectos saltaban.
Bajo un árbol de tronco retorcido y nudoso se encontraba un viejo perro. No tenía correa, y el viejo y débil pelaje tenia calvas a lo largo del lomo, dejando entrever más fácilmente unas costillas, símbolo de hambre.
Era navidad, detrás de la ventana, unos arremolinados vientos golpeaban fuertemente los empañados cristales. Dentro, al calor de una calefacción, debajo de un gran árbol plagado de lucecitas de diferentes colores, un niño pequeño agarra fuertemente entre sus brazos a un perrito de no mas de dos meses adornado con un lazo verde. Los padres miraban sonrientes a su hijo y a la nueva mascota que se ha unido a la familia. A fin de cuentas es una familia feliz y perfecta que se ha completado con un cachorrito precioso y juguetón.
Al principio fueron los padres los que se ocupaban de sacar a pasear al animal, el niño solamente jugaba con el. Como era un cachorrito, todo el mundo le quería por su adorable forma de saltar, correr y jugar con la pelota. Poco a poco, el perro fue creciendo y cada vez era más grande como para tenerlo en una cómoda casa de ciudad. Además, como es normal en cualquier animal, cada vez se acercaba más a las perras, y de vez en cuando había conseguido escaparse, habiendo tenido preocupados a sus amos. Es por esto por lo que un día acabaron llevándolo al veterinario para que acabase con sus instintos reproductores.
Algo normal también en los perros era pelearse con otros machos, una de las cosas que cada vez enfurecía más a los padres de esta familia a la hora de sacarle a pasear. Como el niño también creció, cayó sobre éste la responsabilidad de cuidar del animal y pronto se harto del que un día fue un cachorrito saltón y juguetón, ahora más cansado y parado.
Un día, el hijo de la familia y sus padres estaban en la cocina, hablando. El cansado perro estaba tendido sobre la alfombra de la sala. La familia había decidido salir de viaje, unas idílicas vacaciones a un lugar soleado y con playas blancas. Entonces, decidieron que el papel del perro en la familia había finalizado y que debería irse. Así pues, el joven, fue el encargado de deshacerse de el que un día fue ese cachorrito con el que jugaba a tirarle una pelotita.
Así acabó este animal bajo la sombra de aquel árbol. Es sabido que el papel de los perros en esta sociedad es puramente para ser el mejor amigo de la persona, hasta que comience a ser una carga, que es cuando nos desquitamos de los problemas y las molestias que nos pueda causar.
"Las críticas más duras son el mejor calzado para seguir adelante" |