Recréame tu solitario lecho. Los nuevos candiles sólo alumbran los pasillos, tienen temor de traspasar tus verdades; las sombras producidas, esas ya llegaron ahí. Tu amor es tan candongo que las puertas se abren, con solo caminar, los vientos se apartan sin prestar importancia hacia el rumbo que lleva. El amor es más caníbal. El antro se ha movido en el tiempo perdido ha cambiado su pensar de hembra adolorida resiste tempestades del aroma florecido. Estamos en antruejo, no pequemos más son sordos los reclamos de un amante al pasar entre las hembras y ladrillos.
Texto agregado el 04-05-2007, y leído por 192 visitantes. (2 votos)