Lo veía correr todos los días, bajo cualquier inclemencia del tiempo y de la vida. Hasta que admirada por su constancia, me detuve para felicitarlo. Fue cuando sonriente preguntó si podía verme a la noche, mientras yo asentía perpleja. El encuentro fue en un bar de las afueras, para mantener privacidad. Allí todo comenzó a encajar... Ese metódico mecanismo defensivo de evadirse ante la realidad; la oscuridad mental fluyendo por sus venas; esa ambivalencia muerte-vida confabulada dentro de la mente; aquellos innumerables y siniestros episodios sin resolver; el escape a tiempo de sus garras; mi libertad; ese psicopático encierro de torturar cuerpos externos; cada otro mundo paralelo que transita a nuestro lado sin siquiera uno imaginarlo...
Texto agregado el 03-03-2004, y leído por 300
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
05-03-2004
tu eres privilegio tus experiencias son un tesoro. un beso. gatelgto
04-03-2004
La protagonistaa huyó a tiempo. ¡Qué maratón!¡Y qué buen cuento!
Besos. marimar
03-03-2004
Soldado que arranca, sirve para dos guerras, en este caso arranca Anita !!!!! anemona
03-03-2004
UUfff "mi libertad" afortunada mi amiga la protagonista. Conozco casos en que se eternizan los psicopáticos encierros y no hace falta carcelero a veces. Siempre me ponen a reflexionar tus textos. Gracias y besitos. :) Flor_marina