El lejano. Breve texto íntegro de Kenshiro.
“Hace cuatro mil años atrás, en el templo del dios Bel, se encontraron un joven guerrero y una muchacha, una virgen. El guerrero se llamaba Ziudsudra, el lejano. El nombre de la virgen se ha perdido con el tiempo, que todo lo destruye.
”Se nos ha dicho desde siempre que de la relación carnal que mantuvieron estos dos jóvenes babilonios, nació un hombre, el primero de una generación sin nombre que desembocará al final en un mesías que librará a la tierra de las tiranías del Dios Enorme, omnipresente y omnipotente, ese dios que todo lo abarca, al que lo llaman El Innombrable, ese dios que envió a su hijo a la tierra para que muera, ese dios que traicionó a su propia creación.
”Nadie sabe –y así debe ser– cuándo ni dónde aparecerá este descendiente del lejano, pero será el Gran Iluminado, el que todo lo sabrá, y podrá develar los misterios del universo y los conocimientos ocultos que El Dios Enorme vedó a los hombres.
”Será, este ser humano, quien libere al Leviatán. Entonces, el Caos reinara otra vez sobre la faz de la tierra y el Orden perecerá. Será entonces que ya no habrá represión alguna y todos podrán volar libres. Será también que se extinga la muerte. Los hombres ya no morirán y al no haber muerte, ya no será necesaria la represión ni tampoco la fuerza. Será en vano cualquier Orden. El tiempo destructor ya no nos tocará, nunca más. No habrá más muerte porque no habrá más vida.
”Algunos ancianos sostienen que este hombre ya nació hace tiempo atrás pero fue muerto por los satélites del Dios Enorme, los guardianes del Orden. De ser cierto esto último –y es probable que así sea– ya no hay esperanza alguna.”
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