La bestia III





“Me encuentro en Withechapel, el barrio más bajo de Londres. Una ola de homicidios estuvo azotando el lugar. Muchos aseguran que las autoridades no quieren encontrar al homicida ya que sus víctimas son sólo prostitutas. Como sea, hace ya un tiempo que no aparece en las calles Jack, el destripador.

”Es 9 de noviembre del año 1888. Esta mañana encontraron a Mary Kelly muerta. Desecha. Sólo tenía veinticinco años de edad. Fue castigada –no lo dudo– por dedicarse a la prostitución. Pienso –aunque no me atrevo a divulgarlo– que el bastardo pertenece a los masones.
En Scotland Yard me dijeron que el asesino les envió las orejas de Mary Kelly por correo, ellos aseguran que les está planteando un desafío. Su soberbia es un indicio más que me hace pensar que esto se trata de masonería.

”La policía británica ha organizado una de las vigilancias más severas que he visto. El motivo es que el tal Jack ha amenazado con seguir asesinando. Los sospechosos son muchos, en las calles se puede respirar el pánico. Pánico que lleva a las personas a hacer de la acusación un deporte. Cualquiera puede ser culpable, ya no sospechoso, sino culpable. Ayer mismo tuve que explicar que era un reportero, parece ser que una señora me consideró un sospechoso porque estaba haciendo mis anotaciones.

”Han pasado ya varios meses sin homicidios. El operativo policial parece ser eficiente. Es enero de 1889. Las personas están más aliviadas, pero yo no, yo exijo venganza por el crimen de Mary Kelly, yo la amaba.

”Todavía nada se sabe respecto a Jack, el destripador. Sospecho que no se quiere saber. El caso ha sido cerrado. A quién le pueden importar un par de prostitutas muertas en uno de los barrios más bajos de Londres. Mi informe dirá que estos crímenes forman parte de la campaña pro mejoramiento de Whitechapel. Es lo que diré y se me ocurre que ya nunca más diré otra cosa.

”Hace pocos días atrás fue encontrado muerto Jhon Druitt. Lo hallaron flotando en el Támesis. Las autoridades dicen que no hay duda de que él era el asesino, ya que siendo un médico de reconocido talento, fácilmente pudo perpetrar esos crímenes. Es lo que las autoridades quieren que creamos y es lo que mis autoridades quieren que escriba. Qué le puede importar al difunto Druitt si sobre él recaen esos crímenes aberrantes.
”Sin embargo, por las calles circula un rumor. Se comenta que el asesino era un miembro reconocido de la familia real. Nada más tengo para decir, los lectores concluirán, si es que estas líneas llegaran a publicarse.”

Resulta obvio de qué se trata todo esto, no vale la pena explicarlo ni rubricarlo. Sólo cave objetar acerca de la veracidad de estas intermitentes anotaciones.