El humo del cigarrillo, dibuja sin miramiento
tu andar secreto y nocturno
los recuerdos se abren en el camino del silencio
tu alma busca la mía, sé abrazan, se ríen, se plasman
cuando menos lo espero, aparece tu risa danzante, envolviéndome
levantando mi animo y mis nuevas esperanzas
ese trajín de amarnos siempre de nuevas maneras
en que tu cuerpo dibuja el mío y las horas, los días,
se eclipsan en nuevos caminos.
Bruja, esotérica, bailarina de tangos arrabalero
poetiza naciente, hija de la lluvia y la araucaria
madre perfecta de la vida, hormiga constructora
aún no conoces lo que tu vida es capaz
suelta las cadenas y deja que tu alma
libere a tu paso, cada esquina, no solo la mía
si no todas las vidas.
El humo se va, y quedan entonces tus dos luceros
Aquellas puertas por donde arranca tu alma,
señalar tu mirada es bella, no... por favor,
es quedarnos al inicio, es no recoger y hacer justicia
a la desnudez de tu alma.
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