Imaginaba tu espalda desnuda,
tus ojos dibujaban la sonrisa de mis labios
torturaba a la lengua camicace
que trato de morir en tu boca.
Eres música que toca el cuerpo
eres esa locura tan profana,
de imaginarte solo para mi
en la mañana ausente de tu piel dormida.
A lagrimas del mar se aferra
ese recuerdo de tu cadáver podrido
que no llena del ataúd mi corazón
que aun bajo la lapida latiendo murió.
La flecha cubierta de veneno
de la rosa sangre matizada
se clavo en mi vientre
y la casa del demonio se incendio.
Imaginaba tus piernas
el gran laberinto de espinas
en cada beso en mis labios se clavan
y por los pilares del cuerpo resbalan gotas rojas.
Tocaban tus labios, la boca del corazón
sentía pulsar en cada rose
en mis pechos tu boca
robando la eternidad del vampiro.
Imaginaba las llagas esas que se rompen en las ideas,
Verte reflejado en el espejo,
tenerte poder recorrer las llanuras de sombras
descubriendo el panorama de nuestro cuerpo en el vacio.
 
Texto agregado el 03-05-2007, y leído por 168
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