tan inhóspitas podían ser mis arterias
que sobre los adoquines más viejos me muerdo los ojos
los dedos
la sobriedad
convaleciente
parafernalia muerta
extinta la forma o la norma o qué me importa.
no distingo al espejo
del acantilado expectante.
Texto agregado el 02-05-2007, y leído por 109
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
06-07-2007
me llega el final, como un tropezón en medio de la avenida... si, podrás imaginar que me estan pasando por encima mil autos, autos-ideas. Gracias por el Arte, CK, dra_katz
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