Oro

Caminando negros en pleno día, con los ojos dormidos y los sueños apagados, portando la única luz que los dirige a la boca del monstruo-devora-gente; ingresan en fila india a la negrura donde lo único que ahora brilla es su 'guardatojo' de carburo. Una luz que les señala el final de un camino que es su vida misma. Sin pensarlo dos veces se dejan engullir y se apresuran mientras comienza el conteo regresivo de un reloj activado por ellos mismos antes de meterse a esa infinita tristeza que pronto se verá transformada en arcoiris atrapado bajo rocas color sangre.


Azúcar

La fiesta ha comenzado, la dulzura del oro blanco ha dirigo su escurridizo camino hacia bóvedas de acero bien resguardadas por lentes oscuros y trozos de carne y piedra amalgamadas y sin costuras. Los billetes ponen sus caras felices reflejando el sentir de sus portadores mientras vemos subir impotentes el precio de las acciones en La Calle de Pared. Afuera, en la zafra, esos seres diminutos y delicados se mueven, más afanosamente que las mismísimas hormigas, enfilando sus cuerpitos empuñando cuchillas más grandes que su propia talla. De repente, todos esos brazos caen liberados del lastre que les devuelve la sonrisa ya casi olvidada; amanece artificialmente.


Cerebro

La caja estúpida se arranca los cabellos, que son sólo antenas, y en su desvarío gritan y denuncian atrocidades imaginarias. Todo ha sido consumado y en su locura mediática afirma: '... los Patrones fueron capturados por los desalmados mineros de la Mina XX mientras los niños y tullidos de la zafra de la población YY de propiedad de los señores ZZ ha sido avasallada por una horda de trabajadores que los señores ZZ tenían en una de sus haciendas. Finalmente, fueron llevados al fondo de una mina de su propiedad maniatados y salvajemente amordazados. Las autoridades han insistido infructuosamente en una solución pacífica a los reclamos de los trabajadores pero viendo la incapacidad de sus dirigentes para razonar se decidió mandar al ejército para intervenir... ' Fin del reporte.


Luces de colores

Forcejeos desesperados y mudos. Gente corriendo sin rumbo. Niños bailando en el agua, haciendo círculos infinitos color carmesí. Por el cielo pasan, surcando el aire como el surubí remontando el Magdalena, luciérnagas egoístas que lo quieren todo para sí mismas dejando bultos caídos a su paso. Desde la superficie se escucha el sonido sordo que nace dentro de la tierra. Unos segundos después, todo está en silencio. Nada más se mueve sobre la pampa y una nube gris comienza a repartir agua bendita sobre el nuevo sembradío de fierros retorcidos y llantos ahogados y olvidados. Amanece tímidamente mientras a lo lejos se ven brillar los ojos de un grupo de niños que lo ha visto todo y comienzan a arañar la tierra con sus pequeñas manos que ahora se asemejan más a las garras de un halcón que a los pétalos de una flor Diente de León.