Ricardo y Natalia le daban vida a las salas muertas del museo Bellas Artes. Ambos se maravillaban con los detalles. “Los detalles marcan grandes diferencias” decían Ricardo y Natalia cada vez que se deleitaban con alguna obra exhibida.

Yo conocí a Ricardo cuando según el Natalia ya solo era un detalle. Ricardo solía deprimirse cada vez que íbamos a un estreno de expresionismo. Ricardo siempre que decía: “aquellos colores juntos forman la imagen exacta para la tristeza” significaba que se rendía a la batalla que intentaba detener día a día.

Aun no entiendo su poder. Cada vez que de su boca salía un “te quiero” sus ojos me decían: “¿por que Natalia?” y ahí me quedaba yo, tratando de juntar los pedazos de mi corazón y odiándome por no poder dejarlo.

Un día le dije: “¿Ricardo por que te gusto?”. El me contestó: “porque me encantas con tu simpleza, porque tu encanto de cuestionar todo es un detalle que me derrite, por tu capacidad de amar y entregar todo siendo una ciega hasta el final, por todo eso y más, me gustas. Yo me quede en silencio por unos segundos mirando las hojas muertas a causa del otoño.

“Ricardo aún amas a Natalia”. El enredo sus dedos con sus cabellos, abrió los ojos y me gritó: “por eso me gustas, porque aunque seas una niña en tus actos, tu corazón y tu madurez son los de una mujer tan especial como lo es Natalia. Han pasado diez años desde que Natalia me dejó y en estos últimos meses te encontré a ti. Tan detallista que eres, igual que Natalia, me gustas porque en ti puedo ver mucho de Natalia”.

Han pasado 3 meses desde aquel día y aunque todos los días mi corazón vive quiebres yo sigo enamorada de Ricardo, y el sigue viendo en mi mucho de Natalia. La manera que yo tengo de amar a Ricardo es un detalle.