Me enamoré de ti. Y es la primera vez que me enamoro.
Al principio fue incertidumbre, fue dudar. Se sentía extraño. Como una mezcla entre miedo y emoción. Luego supe que yo te interesaba. Alegría. Hasta el sol parecía brillar con más fuerza. Y esa rara sensación en el estomago. Y ya no dudé.
Después... después nada salió bien. Tú sí dudaste y decidiste que mejor no. Dijiste que yo era importante, dijiste que me querías tanto que tenías miedo, dijiste muchas cosas. Yo no estaba de acuerdo, pero traté de aceptarlo. Pensé que tu decisión era la mejor. Pensé que podía continuar sin ti.
¡Cuánta tristeza me invadió tanto tiempo!
Y no sabía cómo portarme. No sabía cómo hablarte. Porque todo se sentía como antes, yo simplemente no pude superarte. ¿Qué podía hacer? Eras mi mejor amigo.
Pensé que teníamos que conciliarnos. La vida sigue. Así que te escribí. Es lo que siempre hago cuando no sé qué decir. Te escribí diciendo que había que seguir, te escribí que quería saber de ti. Te escribí diciendo que el pasado ya se había ido, que borrón y cuenta nueva, que tú eras mi mejor amigo.
En clase te sentaste conmigo y hablamos. Y me contaste lo que habías hecho desde aquel día. Yo te conté de mí. Tan amigos como siempre.
Pero luego, me sentí tan sola. La vida no siempre es justa. Y te tenía a ti. mi mejor amigo. Y lloré contigo. Tú no sabías que decir, pero me escuchaste. Y de noche, en mi casa, me quedé a esperar tu llamada. Y tú me dijiste que yo era lo más importante en tu vida. Y de pronto, mi vida ya no me pareció tan basura.
Un día me regalaste una flor. Mi favorita. Y me dijiste que ser mi mejor amigo ya no era suficiente. Me dijiste que aun con miedo había que tomar riesgos, que me extrañabas, que querías acompañarme en las buenas y en las malas. Yo sólo acepté tímidamente.
Y ahora me doy cuenta que estoy enamorada. Y a pesar de los altibajos, quiero acompañarte siempre. Tu luz de verdad me guía en el camino de mi vida.
No sé cuando, no sé cómo y no sé por qué, sólo sé que me enamoré... y de ti. |