Me miro al espejo,
Ya no veo esa niña de cabello largo y labios rojos que veia la vida con ojos de inoscencia, esa pequeña con ilusiones y sueños, con amores ingenuos y pacientes,
Ya no esta esa sonrisa inquieta, esa niña de voz dulce que reflejaba en su mirada la ternura y la pureza de la luna y las estrellas.
Cuanto extraño a esa niña que marco mi infancia
bella e irradiante infancia donde aprendi los valores de la vida.
Con lagrimas rodando por mis mejillas,
el tiempo a pasado
ya soy una mujer que ha probado el sabor amargo de la derrota, ha olido ese olor azufre de la traición, que ha visto marchitar un amor y sentir el dolor de la muerte de un ser amado.
Seco mis lagrimas, por que Dios me ha dado la fuerza y el valor para triunfar y ser la mujer que ahora soy, que jamas se rinde ante las adversidades.
Por eso le doy gracias a Dios por este año más de vida,
19 años son pocos pero he aprendido mucho,
y aprendi que el espejo miente, pues esa niña de voz dulce y mirada ingenua aun sigue en mi.