Apoyado en el roído barandal de mi viejo barco, miro una débil luz en lontananza; lejos, muy lejos, tan lejos como en los sueños se mira la espera, el amor, la fantasía.
Puede ser un faro que me lleve a puerto seguro, o, la luz de tu ventana; esa ventana que alucino todos los días al despuntar el alba; esa ventana que enarbola tu bandera blanca.
Mi nave se hunde a cada momento en pequeño abismo de la masa de agua. Cruje dolorosamente como alma que, en silencio, aguarda la muerte. Reina la oscuridad total. Aun la débil luz de la esperanza desaparece por un momento.
Pero, de repente sale a flote nuevamente, como un grito guerrero que se opone a la derrota. Otra vez aparece ante mis ojos la débil luz... lejana, tan lejana como antes.
Es entonces que, mirando a la distancia, abrazo al aire y en tu cuerpo lo convierto con la magia de mis sueños. Atrapados en un interminable abrazo rodamos por el piso, desgarramos nuestras ropas, nos amamos sin recato.
Mis manos inquietas exploraran tu piel mientras mis labios devoran tu cuello, muerden tus labios y se pierden en tu cabello. Manos inquietas, amorosas, que preparan el camino de mis besos. Se estacionan en tus senos. Habitan en el valle de tu vientre. Invaden tu caverna sacra... tras ellas la cascada de mis besos; ágil como serpiente, bebo tu savia, devoro tus deseos.
Nos fundidos en uno, y penetrando tu cuerpo, alcanzo tu alma y deposito en ella ósculo de pasión con sabor a savia; y como sello, el sabor de una lágrima. El estallido de nuestro espasmo con armoniosos y estridentes gritos rompe el silencio de la noche. Lo hace pedazos y como cristales rotos cae al mar entonando bella melodía de amor. ¡Mordemos nuestros labios, bebemos nuestro sudor... temblamos! ¡Dibujas con tus uñas un mapa sobre mi espalda y en un segundo....!
Amanece: el sol se asoma en el oriente. Me encuentro en mi camarote, solo, recostado sobre mi cama, bañado en sudor. Mi sábana está mojada, también tiene sabor a lágrimas. Mi almohada, destrozada, se encuentra atrapada entre mis brazos.
Con la mirada perdida en el horizonte, sé que, esta noche, seguiré buscando la bandera de mis sueños.
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