Di una vuelta sin rumbo, de repente me caí
lejos de ese rumbo, que neciamente seguí,
porque mis manos dolieron hasta la sangre,
porque mis labios sintieron de nuevo el hambre,
esa que marca, y me quema hasta los ojos
cuando después de todo y de buscar nos sabemos
al final de todas las cuentas, simplemente solos.
Dejé de pensar y de escribir lastimando en silencio,
esas cosas que no toqué por no marcarles el precio,
me dejé amar, corté mis alas y no volé aunque lo quise,
y cuando por fin desperté, me quejé de lo que nunca hice,
puede besar cerrando los ojos, pero preferí seguir hablando
y me quedé sin pensar, en lo que estaba olvidando.
Me despedí de las dudas, ocupado de tenerte.
Me refugié entre tus brazos, sin ni siquiera quererte,
y me sentí miserable durmiendo solo en la noche,
porque supe me soñabas y no hubo nunca un reproche,
malditas sean la desidia, el ego y el desamor,
porque nunca me dejaron salir siendo vencedor.
Hoy que no puedo extrañarte, me queda corto el hastío
en estas noches tan negras, que se hace oscuro este frío,
muchas vueltas hoy he dado, y nunca pensé doliera
despedirse por adelantado, si necesario no fuera.
No puedo vivir contigo, vos debes vivir sin mí
no es que el destino lo quiera, es que así lo decidí,
cuando guardaba silencio sólo buscaba palabras,
aquellas te respondieran, cuando decías que me amabas.
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