Siempre me preguntaba, que sentía la gente al ser engañada, o estafada o asaltada por personajes indignos….
Bueno…hoy lo supe.
Resulta que hoy desperté con ganas de hacer algo entretenido… la verdad que mis entretenciones son bastante simples, y distan mucho tal vez de las entretenciones comunes de la gente. Bueno….las ganas estaban y mi compañero también estaba de acuerdo en acompañarme. Los chicos aún en cama, como buen domingo y la casa todas patas para arriba, también como buen domingo...
La verdad es que solo quería escapar de casa por unas horas con mi pareja, salir de la rutina diaria y prepararme psicológicamente para comenzar una nueva semana, pero comenzarla bien…con ánimo, alegre y definitivamente con una buena comunicación en pareja.
Todo bien….salimos tipo 11:30 de la mañana luego de una rica ducha y unos cuantos encargos a los chicos. …¿llegarán a almorzar? Preguntó una de ellas, respondiendo un tanto insegura no se, pero no se preocupen, yo preparo luego algo….
Bueno….partimos, sin rumbo fijo, ya que a esta edad no hay muchos panoramas para un día domingo….la costumbre al seguir una rutina te hace depender mucho de ella, por lo que nos miramos y nos preguntamos…. ¿que hacemos?...no se amor…respondí…sigamos nuestros instintos…pero cuales son nuestros instintos un día domingo a las 12 del día?...no hay muchos después de 21 años de casados no?....la verdad es que la palabra “instinto” estaba de más, así que fuimos a parar como buen matrimonio reposado y comunicativo, al mercado persa, que a pesar de ser un lugar sumamente poco romántico, es entretenido, no te aburres de ver y encontrar tanta cosa que a veces perece absurda , inútil, desechable pero que al introducirte en ese mundo te das cuenta que siempre hay alguien que le da una utilidad, por muy banal que parezca , siempre hay personajes que necesitan lo que otros desechan, y en un vaivén de ofertas dudosas, artículos baratísimos, y otras tantas actividades te vas transformando en una compradora compulsiva.
Bueno, la mañana transcurre calmada, caminamos por las calles que comúnmente transitamos al visitar ese lugar, cuando de improviso veo a mi pareja muy entusiasmada con algo….no vi bien que era, pero me pareció extraño ya que no es una persona que le guste comprar cosas en la calle.
Me acerque y veo que manipulaba una cámara digital. La mujer que la vendía se veía de aspecto vulgar con un vocabulario un tanto soez, y modales algo brutos.
Me acerque para averiguar que pasaba y la mujer insistía en venderle la cámara y un celular modernísimo en un precio muy bajo, lo que llamó mi atención y desconfiadamente lo aparté del lugar. La mujer muy insistente seguía presionándolo y bajando el precio, fingiendo no tener interés en ganar dinero, solo quería vender el artículo pronto y poder retirarse. Seguimos recorriendo el lugar, de largas calles llenas de diversos artículos y ofertas dudosas, pero mi pareja lo notaba inquieto, la cámara que le había enseñado la mujer lo hipnotizó, transformándose en una suerte de ansiedad el recorrido restante de nuestro domingo.
Pasaron unos cuantos minutos, y regresamos por las mismas calles, ya a buscar nuestro vehículo, que había quedado en un estacionamiento cercano, cuando nuevamente aparece la misma mujer.
¡!!!Ya po amigo!!!! Vamos a hacer negocio? Le pregunta a verlo pasar, y el en un momento de debilidad se acerca y vuelve a tomar la cámara. Me mira como preguntándome que hago….y la verdad es que era una cámara moderna, que en el comercio legal fácilmente costaría cuatro veces más de lo que le ofrecía la mujer…
Le respondo con un gesto de aprobación, ya que sabía que si yo no aceptaba no las compraría…
Pero regateamos un rato….la mujer se va y nos manda un muchacho de muy mal aspecto., todo esto se desarrolla en plena vía pública, donde generalmente existen uniformados que velan por que este tipo de negocio no se realice ya que generalmente son artículos robados… y muchas veces habíamos visto reportajes en tv, acerca de este tipo de transacciones en las que alguien siempre salía perjudicado, pero no atinamos ni por un momento en pensar que aquello nos podía suceder a nosotros.
El tipo le muestra nuevamente la cámara y le dice que le haga una oferta, a lo que mi marido responde con gesto dudoso, y le regresa el objeto, pero el hombre insiste y lo convence. Me mira y yo apruebo la compra con temor a estar cometiendo un ilícito, ya que el artículo y su valor no era real, y se presumía robado, así y sin remediar en temor, se le paga la suma ofertada y la cámara es introducida en un estuche frente a nuestros ojos, luego en una bolsa plástica y entregado al momento de la transacción. Caminamos presurosos por las mismas calles por las que nos conducían al estacionamiento sin detenernos a examinar el paquete entregado, más por algo de curiosidad, mi pareja se detiene y lo toca. Era algo blando el objeto según él para ser la cámara y lo abre de prisa.
En ese instante yo pensaba en que realmente había sido una ganga, y que el negocio había sido provechoso, más al descubrir que habíamos sido victimas del cuento del tío, todo se vino abajo. El estuche en que ambos fuimos testigos de que la cámara era introducida en él, solo contenía una bolsa con tierra, unos cartones y nada más….
La verdad es que el dinero que perdimos no fue tanto, pero creo que nunca había sentido esa impotencia, mezclada con miedo, por una posible reacción de mi pareja de tratar de buscar justicia….regresamos al lugar de los hechos, como dos inocentes e ingenuos afectados…pero ya no había huellas que los timadores…seguramente cambiaron de lugar para hacer caer a otros lesos como nosotros….