Cuando volví a ver estaba ella, recostada en el hombro de las compañeras, secándole las lagrimas. Ellas mientras tanto me miraban, no alcance a escuchar lo que susurraban. De pronto decidió a entrar. Su presencia me pareció fascinante - Ahora que hacemos - pregunte entre nervioso y aterrorizado. Me inquiete por ella, su cuerpo blanco, firme. Pero lo que mas me impresiono¡ fue su pulcritud. Recordé como me había desilusionado cuando vi aquella joven, con una maraña de bello, tan descuidado, disimuladamente lleve mis manos a otro lado y, actué estar muy ebrio. Cuando volví en si, ella estaba encima mío, no se que me paso, porque hermosura tal, era imposible soltar. Alejarse siquiera un milímetro de esa piel suave, seria un acto incomprensible. Limpia, de una mirada excitante, y la piel fina, majestuosa. Pero estando dentro de ella no sentí la menor pasión, pensé si no estaba lo suficientemente erecto, esto perdió importancia cuando acerque una mano a sus labios bajos y, una mirada estremecida de miedo, no me permitió seguir adelante, sentí estar violándola con su consentimiento. - Que arias por 20.000 pesos mas - le dije. Ella con una mirada fría, se desenterró de mi. Hasta ahora caigo en cuenta del acto tan inhumano que cometí, pero saber que estaba con un ser, el cual me despertaba no solo, un gran deseo sexual, sino admiración al percibirla inteligente y preparada. Mi primera reacción de macho domínate fue esa. Por no decir que la realidad seria, mi impotencia al saber que yo no la había logrado seducir de igual manera, como ella lo hizo conmigo.
Vestida ya, con su traje blanco ceñido al cuerpo mirándome con un ademán de cierta superioridad, salió de la habitación. Uno de los amigos con los que estábamos aquella noche, escucho decirle a sus compañeras “ no se vino, no se vino... “

Bibiana, fue el nombre que me dio cuando se lo pregunte, - Todas las prostitutas se cambian el nombre y, dicen que son de Pereira -, creo que fue mi respuesta. Recuerdo cuando sentados en un café a plenas cuatro de la tarde, esperando que abrieran la discoteca, otra Bibiana... Me contaba la historia de sus dos hijos, los dos novios con los que había tenido a aquellos niños. No se si las ilusiones de ser modelo o, si en realidad si lo había sido, pero duro casi una hora contándome de aquellas historias. Uno de sus hijos tenia casi cuatro años, le preguntaba cuando iba a su casa materna de su trabajo, ella le contestaba que era cosmetóloga, pero según ella, la mamá ya sospechaba de su subsistencia. Me contó de aquel desgraciado que la había humillado. De los que la trataron bien, ella cobraba y ya. Volviendo a Bibiana, mi presencia no le era de mucho agrado, se darán cuenta porque, si cruzamos mas de diez palabras seguidas no las recuerdo. Cuando salimos a bailar, fue la primera vez que observe su belleza en todos los aspectos, como ya les había mencionado. Bailaba bien, era una de esas canciones de ricarena, creo?.. Bueno eso no importa. Ella propuso que por veinte mil pesos nos haría un desnudo. No se porque no se los di, porque hasta ese momento no se me había pasado por la cabeza contratar sus servios. Creo que fue uno de mis amigos, el cual dijo – Dicen ellas que por cuarenta mil, cada uno estamos media hora con ellas - . Desafortunadamente acepte. Aunque sabia que a Bibiana esto no le parecería muy bueno.

Otro recuerdo, me vinó a la cabeza, cuando dos compañeros contrataron a otra Bibiana. No se porque las veces que conozco a alguna, ellas son deseables e interesantes. Cuando hablábamos con ella nos decía que llegaba de Cartagena, no le había ido muy bien, así que fue a probar suerte en Bogota. Le conté que de donde venia, el trabajo no era malo, la idiosincrasia de nuestra ciudad la aceptaba bien y, la paga no era mala. Ella se sonreía.

Cuando a Bibiana sus compañeras le mencionaron la oferta, ella propuso mejor, comprar mas trago...