La triste realidad, se dibujaba en su rostro...
era como si pasar pidiendo un trozo de pan, mitigaría todos sus sueños, comerlo, quizás...saborearlo; no...no, lo que él deseaba era aquel dulce recuerdo de una mujer que lo amamantó en su seno y le dió a beber de su leche, de sus pechos serenos y grandes, la leche materna...Pero ahora, él convertido en despojo humano, la vida misma lo llevó a ver que su triste realidad es la vida que él decidió vivir. Todo el mundo le dijo que no, él no hizo caso, su realidad era vivir en la calle, se cerró la puerta del hogar, ahora ya no hay el calor tierno familiar, las sonrisas, los besos, las caricias...Todo, quizás, había terminado para él, sucumbía en las calles, una colilla de cigarro a medio alumnbrar, el humo de los automóviles, las casas ardientes de amor familiar, Jorge se pasea en las calle viviendo su realidad...su triste realidad.
Su mujer lo abandonó, no comprendió que él no encontraba un trabajo que mantuviera la relación económicamente, su madre, aquella santa mujer, siempre le extendía la mano, pero ahora...su madre había muerto.
Jorge deambula en las calles de Guatemala, sediento de venganza, llorando por un porvenir mejor, viviendo su triste realidad...sin dinero, sin trabajo, sin sabor a la vida, su familia lo dejó, el amor de su vida, no comprendió aquella triste realidad...
Cuántos están viviendo esa triste realidad en nuestros países latinos?? se preguntaba Jorge para si mismo, pero la vida le enseñaba que debía seguir...sus pasos se pierden lentos en las calles polvorientas de su ciudad. |