Un puntito infinitesimal en la oscuridad del cosmos, ha provocado conmoción en la comunidad científica. Con entusiasmo inusitado, poco común en quienes basan sus expectativas en prolijas mediciones, un astrónomo ha afirmado que es la primera vez que se encuentra un exoplaneta que posee características tan similares a la de nuestra apabullada tierra.
El hecho es que, el astro en cuestión, se encuentra a la inalcanzable distancia de veinte años luz, lo que no es obstáculo para que el entusiasmo de los hombres de ciencia se vea justificado por el hecho que, con este hallazgo, se comprueba aquel aserto que indica que no somos los únicos en el universo.
Pero aquel planeta, bautizado con una sigla poco romántica, exacerbará la mente de los escritores de ciencia ficción y de todo aquel que se encuentre constreñido dentro de las cuatro paredes de este cosmos tan poco racional.
Acaso sean los colonizadores, los primeros que extiendan su largo brazo materialista, tratando de tantear las potencialidades de este nuevo El Dorado celestial. Es posible que algunos ya sueñen con formar renovados imperios en esa hipotética biosfera. Acaso, una vez más, los católicos reacomoden sus dogmas para darle cabida en su evangelio a otra historia de pasión y redención. Los misterios de la Fe, de vez en cuando dan paso a las más espectaculares revelaciones.
Pero seremos nosotros, los simples mortales, los que oteamos a menudo la bóveda celeste, los que recibiremos con beneplácito esta noticia. Sin conocimientos acabados, sin dogmas ni intereses pecuniarios, ampliaremos nuestro horizonte imaginativo, idearemos historias con esos enigmáticos seres, los haremos nuestros amigos y creeremos que ellos sí, han logrado clavar en el monte más alto que posean, la bandera aquella que debería flamear a todo viento y en toda conciencia, la bandera que no necesita ni tela ni mástil para sustentarse. Aquel pabellón airoso y deseado, es ni más ni menos que la sensatez, arma primigenia que permite la comunión, la concordia y la supervivencia de los seres y sus particulares culturas…
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