Aprendimos a volar de a dos,
Pero nunca más arriba del techo.
Había algo que te sujetaba fuerte,
Que te dejaba una marca en las muñecas,
Y nos sentábamos en aquel techo,
A esperar la absolución,
De un pecado que nunca cometimos.
Yo no tenia prisa y ya le había sacado
Las pilas a mi reloj de muñeca.
Pero las lunas pasaban,
Y seguían los mismos pares de zapatos,
En el mismo techo macizo,
Que quemaba en las tardes de verano.
Ese pedazo de cemento parecía el cielo,
Pero no me conformaba con una
Copia barata de lo que podía ser,
No tenía el papel principal,
Pero era cuestión de improvisar.
Pero vos, vos no sabias actuar,
Solo mirabas de la parte de atrás
Al show de tu vida, sin participar.
Y me quede sin monedas,
Para ir a verte a escondidas.
Y me quede sin ganas de
Ese cielo de cemento,
De ese corazón ilegal…