Tartamudeo dentro de la pequeña sombra,
A veces veo brincar algun ciervo volador,
Pero casi siempre nada.
Un vacío que termina nublando mi juicio,
La arena desmembra figuras que antes posaban tranquilas.
Un cierto aire de humanidad,reposaba sobre las pilas de cuerpos,
Los contaba de uno en uno,mirando sus diferentes zapatos.
Ojos abiertos,por el pánico,ojos cerrados por la paz.En eso se diferenciaba aquel lugar.Parecia que alli se respiraba un aire de tranquilidad,mis noches en el convento me hacian recordar las voces silenciosas que despertaban en mi cuerpo.
No eran susurros,eran murmullos que se perdían en un minúsculo eco incomprensible.
Sílabas de muerte,despierto,cubierto de barro.Solo se oyen algunas ramas moverse,los chasquidos del viento sobre el camino llano parece despertar a las piedrasd que yacen mudas.
Derrivo ese pensamiento que me obliga a quedarme quieto por el miedo.
Deje atrás las habitaciones muertas para adentrarme en la senda oscura,donde el barro cobra forma sobre tu piel,donde la noche te acoje,revolotea como la joven niña,la noche pura,si,me acoje,tanto solo como dentro,cierro los ojos,como queriendo imitar su poder invisible,pero se que ella es mas ocura,aunque cuando te acostumbras,consigues verla,todo tiene mas sentido,estas mas alerta,incluso dormido rescatas ese dia,esperando que vuelva.