El Pañuelo
—¿Qué trais ái, pinche chairas? ¡móchate! ¿no?
—no hagas iris, pinche moco, vente. Acá te lo enseño.
—es activo, ¿verdad? si andas re prendidote, trai acá que hace harta hambre
—nel ya no, ¿no ves que mata las neuronas?
—ton’s que trais no me digas que conseguiste coca ¡aaaaaaahh!
—ni activo ni coca ni mona puto, se acabó la pinche miseria
—ah chingá, de plano yastás bien pirado pinche chairas, ya te pareces al huevo que siempre anda diciendo que se va a ir a una casa bien. Esas pendejadas déjaselas a él, güey tú ya tienes once años.
—¡oooh! Ps entonces llégale güey, si no crees en lo que aquí traigo, vete a la verga
—tás muy raro cabrón, no es lo primero que te robas.
—es que nunca me había caído nada igual, vente pa’ aca, güey
—umta!, ps no creo que lo vayas a poder realizar muy bien , ya ves lo que me dieron la otra vez por el rólex del ruco, ¡y me cae que era original!
—esto es otra cosa, güey, se lo chingué al mago ese que se pone afuera del metro, no lo vas a creer acá abajo te lo enseño.
— ¿Qué le bajaste a ese pobre güey?.
— ¡Mira, es el pañuelo con el que aparece monedas! Con esto sí, mi buen: a chingar a su madre la alcantarilla. Ora sí, nomás deja ver como funciona.
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