Una noche antes de dormir mi hermano me dijo una especie de historia trata de: La segunda guerra mundial

Hola, amigo tal vez te vea en la guerra y tu no vayas dicen que todo el que toca esa tierra muere pero a mi me manda obligatoriamente el gobierno y además a mi me pagaran bien solo que debo pasar unos días sino vuelvo me creerán muerto.

DIA 1: estoy despidiendo a mis familiares mi esposa e hijos voy camino al barco.
Al subir te veo y emprendemos una conversación.

DIA 2: eh llegado todo aquí es pésimo las personas mueren en todas partes yo ya no se para que estoy.

Estoy corriendo porque nos están atacando, tropiezo y me enredo en un alambre de púas lo siento pero no puedo escribir ahora son solo mis pensamientos...

Creo que el alambre esta agarrando mi oreja no podré girar la cabeza por lo menos no me han matado ósea que hay esperanzas; luego de unos días siento un olor aterrador es asqueroso este lugar y las ratas acechándome mis espaldas, pero tengo hambre así que buscare algo del otro lado tendré que romper mi oreja aunque sea doloroso quiero vivir mas...
Mi grito se escucha mas lejos que la neblina a poco metros de allí...

Creo que ahora se que era el olor espantoso es que mi mejor amigo yace podrido detrás de mí mis lagrimas desperdiciadas en ese suelo infértil de pólvora y mis gritos ya no son mas que un desierto en mi garganta debo tomar algo y veo ahí su cantimplora casi señalándome para que la tome.-Perdón amigo, no quería verte así pero tengo que hacer esto para mi; sobreviví unos días con esa cantimplora pero ahora ataco el hambre y mi amigo estaba demasiado podrido para comerlo y de pronto me mordí un dedo haber si resistía mas tiempo pero no pude...
Antes de morir saque de su bolsillo el anillo de compromiso suyo y se lo coloque en el dedo y una rata me mordió a mi entonces como era uno de las pocas cosas no podridas decidí sacarle la cabeza y comerla comí todo lo que pude y cada mordisco que daba me lamentaba porque era como morderlo a el.
Mi desdicha había llegado a este espantoso final... por lo menos acompañare a un aliado a mi amarga muerte.
Cuando estaba a punto de tomar el arma escuche esos pasos que se detenían poco a poco y llore no lo podía creer que sean personas y con mi mismo uniforme, grite y grito todo lo que pude para mi era un milagro de dios que entre tres me saquen de esos alambres y me lleven a una carpa luego estuve unos días dormidos culpa de a anestesia al despertar estaba en mi habitación y no lo pude creer. Estaba vivo.
Esa misma tarde fui a la casa de mi difunto amigo y decirle lo sucedido a su esposa pero antes de que entre me pregunto si Edgard había venido con migo solo la vi unos segundos antes de que se de cuenta de que el había muerto.

Unos meses después me descubrieron una enfermedad y al año esperaron mi muerte y llego pero lo bueno es que estoy con el compañero de toda mi vida al que ahora saludo no en la guerra sino en la tierra.