Al fin del muelle, donde el mar se allega
y con su lento latido me envenena
el vaivén de la sal sobre la arena
su negra magnitud aquí despliega
y tras la obscuridad la luna llena
desgarrando las nubes se entreceja
se ríe un momento, y cubriéndose se aleja
poniendo en evidencia esta cadena
que me ha dejado marcas, y la pena
que irradia a cuatro vientos su potencia
su apaciguada e inhóspita presencia
la real e inconmovible gran condena
que impera sobre el tiempo en esta noche
noche de noches en que vengo a esperar
en que me vuelvo estatua junto al mar
como naturaleza muerta de un mecano
y siento la humedad sobre mi mano
poco a poco cristalizarse en sal
sobre mi rostro la frígida abismal
e irremediable ausencia del verano
En la vasta expansión de la existencia
donde yace mi vida derramada
y lista para ser examinada
aquí se desmadeja mi consciencia
se queda a mis espaldas el pasado
espacio irresistible y anhelado
recuerdos de otras pieles y lugares
que arrojo sobre el cuenco de los mares
y cielos tan azules como el tiempo
adornados de estrellas fueron cuento
de bienaventuranzas y de errores
himnos de triunfo tras guerras y tambores
e inevitables rituales funerarios
y le devuelvo al César sus denarios
prestada una ilusión de libertad
ocultando del mundo la verdad
por no aceptar principios milenarios
A salvo sobre el vals del agua helada
perfil de una ilusión resquebrajada
sublimo lentamente mi interior
el viento frío se lleva mi calor
en la casi total obscuridad
al ritmo de un profundo respirar
el mismo ritmo que diera vida al mundo
que a mi ser llama desde lo profundo:
es el latido del corazón del mar
Sobre esta inmensidad de agua salada
en medio de una fría noche nublada
he venido a volcar mi identidad
sin prisa por hallar otra verdad
¿A quién espero? Tal vez a otro fantasma
Tal vez a nadie, no queda ya esperanza
Y sin embargo en medio de esta paz
donde no llevo a cuestas un disfraz
ya no siento las ansias de buscar
han sido devoradas por el mar
tal vez han sido sólo apaciguadas
y me siento tranquilo en el momento
a la orilla del mar soy un silencio
cabalgando en el tiempo siempre a solas
pintando pensamientos en un verso
mi hogar la vastedad del universo
sobre el terso rugido de las olas
Texto agregado el 01-03-2004, y leído por 234
visitantes. (5 votos)
Lectores Opinan
14-04-2004
¡Qué hermosas sensaciones en el alma...!¡Qué bello estar sumido en tanta calma...! Gracias por compartirlo. halfas
02-03-2004
¿Qué te puedo decir si me has dejado sin palabras? NINIVE
01-03-2004
¿como vives con tanta pasión e intensidad?. Si no voy a decir nada inteligente mejor me callo. Tus estrellas. anemona
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