Todo tiene un punto de vista, en aquel momento el mío era simplemente el de un turista.
Para mi todo comenzaba en Plaza nueva, de sus calles se abría el fruto de una ciudad desconocida.

Dos mentes, dos puntos de vista entre un millón, cruzan unas palabras justo en el centro de la plaza, un silencio envuelve el atardecer, mientras las nubes acompañan las lágrimas de los feligreses, impotentes viendo caer la lluvia que tanto se necesita y que tanto dolor genera en ese momento justo, pero todo tiene su punto de vista.
No todo se puede entender, como no todo se puede explicar.
Vivir, sentir lo que te rodea muestra el camino para concebir los diferentes puntos, las diferentes realidades que nos envuelven una y otra vez, pero todo es muy complicado.

Vuelvo a las dos mentes, a las palabras que intercambian, al silencio que lo cubre todo.
Un instante, una fracción de dos vidas que queda atrás en el pasado, justo en el momento que el presente desaparece.
Juntas en el centro de todo el universo, sus pasos pueden o no tomar la misma dirección, abrir paso al entendimiento, descubrir lo desconocido, dar luz a lo que hasta ese preciso instante es oscuro...