Como a una playa entro al conocerte
interesada por tus movimientos,
aturdida por tu olor, admirando tu piel.
Conversamos, y comprendo que me gustas,
que nada hará que eso cambie, me he encaprichado de ti.
Es tarde, debo volver y no quiero,
podría alargar toda esta historia mil momentos
pues temo que no haya segunda parte.
Te huelo y me hueles, nos reconocemos en medio de un cuartito de alquiler, al que le tengo casi cariño.
Me desnudo, te veo en tu imperfección gloriosa,
la verdad es que solo quisiera eternidad en momentos como este, eternidad y un vaso de agua para el calor.
Siento que mi cuerpo te pide, y tu jugueteas con mis pechos, te demoras, quién sabe si a propósito,
me gusta eso, pero casi gritaría ¡ahora!
quiero volver a verte, y no me atrevo a llamarte,
no me atrevo a ser yo la que lo pida, es raro en mi.
Quiero que me busques mil, me desees mil, me tengas mil. Que en medio e la noche despiertes con urgencia de mi, me tomes, me goces, gocemos, y descansemos en un círculo de virtud viciosa.
¿Es tanto pedir que me hagas el amor teniendo sexo mil doscientas cincuenta veces más?
Eres guapísimo, y ahora lo sabes, y no me arrepiento de nada, quiero mil de ti otra vez más.
|