No sabía que pensar, la había conocido ayer en casa de Cyntia, el flechazo fue mutuo, no dejó de pensar en ella ni por un momento, solo hablaron unas palabras pero las miradas lo habían dicho todo, fue como una declaración amorosa visual, quedaron en verse la tarde siguiente a las tres, puntual estuvo en la esquina y al verla llegar se encendió de pasión y locura, no pensó más, a partir de ese momento lo único importante era estar con ella, sentir su aroma, soñar con poseerla y poseerla realmente lo más pronto posible.
Al llegar a su lado la beso en la mejilla, tembloroso e impaciente, ella acercó casi oferente su cuerpo al de el, sintió un estremecimiento total y ya todo fueron palabras, caricias y risas.
Caminaron así olvidados del mundo, solo ellos dos, ajenos e indiferentes al ruido mundano que los rodeaba, entraron al hotel y se dirigieron a la habitación, el fuego y la pasión los aguardaba dentro de esas cuatro paredes, y ellos supieron aprovechar hasta el último minuto del turno para gozar del amor casual que en ellos había explotado. |